CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

DOMINGO CUARTO DE CUARESMA

1ªLct.:1º de Samuel 16,1b.6-7.10-13ª:David es ungido rey de Israel
Sal.22,1-3ª.3b-4.5.6:El Señor es mi Pastor nada me falta.
2ªLct.:Ef.5,8-14:Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz.
Evangelio: Jn.9,1-41:Fue ,se lavó y volvió con vista.

José Ramón, habiendo sido un joven vitalista, desenfadado, a la edad de 40 años comenzó a perder la vista hasta quedar completamente ciego .El Señor lo puso en el camino de mi ministerio sacerdotal para acompañarlo en el combate espiritual en que se encontraba y combatir con él en Jesucristo. Recibió una visita especial de un obispo santo que lo confortó y el día de la visita Pepe junto con sus padres ,hermanos y sobrinos ,se pusieron de fiesta porque era algo especial aquella visita. En algunos momentos de nuestra conversaciones hasta se permitía hacer ejercicio de un sano humor. Otro amigo sacerdote ciego, Jose Ignacio, me confió que a duras penas pudo terminar la carrera sacerdotal ,quedando ciego.»Al principio los golpes que me daba contra puertas y ventanas suponían una gran humillación hasta llegar al equilibrio y serenidad». Impartía muchas tandas de ejercicios espirituales y se le veía “feliz y contento”.Otro sacerdote, Manuel ,quedó ciego al tiempo de jubilarse y junto con José Ignacio, el día de Sta Lucía, patrona de los ciegos, celebraban la Eucaristía para muchos ciegos y en la homilía bromeaban diciendo que “eran invidentes transitoriamente” porque esperaban volver a ver y verse en el cielo.
Hemos escuchado un elocuente evangelio en el que el Señor cura a un ciego.A los que maliciosamente le preguntan por su nueva situación, el que antes era ciego, responde: sólo sé que yo era ciego y ahora veo”.
En esta misma expresión adivinamos todo un mundo cargado de dramatismo en los que no ven y el regocijo y estupor de quienes recobran la vista pudiendo acoger la maravilla de la luz, los colores ,la vida plena.
El drama de aquellos judíos, la ceguera de los mismos encarnando un mundo oscuro de tinieblas, se ve en el enfrentamiento con Jesús, luz del mundo. Y comienzan por no aceptar lo evidente, lo que se ve: alguien que no veía ahora ve pues intuyen que Jesús autor de signo realizado les remite a Dios y les llama a convertirse a volverse aunque se manifiesta su resistencia y oposición:”vino a los suyos y no lo recibieron”
Las palabras, los gestos, los silencios de Jesús, referidos a la vida ordinaria de los hombres nos trasladan ,a su vez ,a otro plano de la existencia donde recibimos luz, sentido, orientación, gracia. En ese mundo invisible de la luz y de la vida, el creyente aprende a ver más y mejor a interpretar, a caminar en la luz y en la verdad.
¿Qué dices del que te ha abierto los ojos? Que es un profeta. Jamás se oyó decir que nadie que le abriera los ojos a un ciego si éste no viniera de Dios.
Y luego, lo más sorprendente :¿Crees tú en el Hijo del Hombre?¿Quién es para que crea en Él? Jesús le contestó: El que está hablando ése es.
El creyente vive una experiencia de relación con Dios de quien parte la iniciativa y a la que responde con su confianza. Decimos que ser creyente cristiano es una gracia, un don que se acoge en liberad y se ejercita con esperanza y amor
Me contaba un compañero de estudios que tuvo un amigo ciego que le confiaba que “veía por dentro”,había aceptado su condición y se movía con gracia y libertad en la vida.
¿Cuál es el testimonio de nuestra fe? Después de lo que he vivido ,del encuentro con tantos creyentes y tantas personas honradas estimo que lo definitivo es conocer a Jesucristo que me revela al Padre y al Espíritu Santo y me enseña amar ,a perdonar, que me consuela y nada puede llenarme de tanta felicidad como El.
“Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz”.
Se trata de “ver no como los hombres en apariencia sino como Dios que ve el corazón”
«Ilumina,Señor, nuestro espíritu con la claridad de tu gracia para que nuestros pensamientos sean dignos de ti y aprendamos a amarte de todo corazón.”
«Ayúdanos a celebrar estos santos misterios con fe verdadera y saber ofrecértelos por la salvación del mundo.»

DOMINGO TERCERO DE CUARESMA

TERCER DOMINGO DE CUARESMA

1ªLct.:Ex.17,3-7:Danos agua para beber.
Sal.94,1-2.6-7.8-9:Escucharemos tu voz, Señor.
2ªLct.:Rm.5,1-2.5-8:El amor de Dios derramado en nuestros corazones.
Evangelio: Jn.4,5-42:Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.

El relato del libro del Éxodo describe la situación desesperada de los israelitas y Moisés “que se mueren de sed” tentando a Dios con una pregunta inquietante:”¿Está o no está el Señor en medio de nosotros? ¿Nos has hecho salir de Egipto para morir de sed a nosotros,a nuestros hijos y a nuestros ganados?».¿No es verdad que en nuestro foro interno en alguna ocasión, en situaciones dolorosas ha pasado por nuestro corazón esta misma pregunta? La presencia del mal sacude la conciencia del hombre que no puede controlar ni dominar lo que es causa del sufrimiento y ardorosamente busca respuestas.Ante tal queja y tentación ,el Señor interviene:»toma el cayado y golpearás la peña y saldrá de ella agua pra que beba el pueblo».Nombrá a aquel lugar Masá y Meribá como recuerdo de la reyerta de Israel y la tentación:»¿Está el Señor o no está con nosotros?.Y luego con el salmista:Venid,aclamemos a la Roca que nos salva,no endurezcáis el corazón como en Meribá…»Pues siempre el Señor es nuestro pastor que ha realizdo grandes obras.
San Pablo en el fragmento de la carta a los Romanos se muestra contento, justificado, lleno de gracia, porque “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado”.Y lo que se le ha pedido es “creer” ”la fe”,apropiarse de la gracia.A la tentación de «¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?, S. Pablo responde que lo asombroso de nuestro Dios, la prueba de que Dios nos ama y está con nosotros-algo inaudito e inesperado -es que siendo injustos y pecadores, un justo, Jesús, murió por nosotros”.Por eso:”Venid, aclamemos al Señor, no endurezcáis el corazón porque El es nuestro Dios”.
La paciencia y la intercesión de Moisés ante Dios, su liderazgo y pastoreo con el rebelde pueblo de Israel encuentra su perfección en Jesús tal como hoy lo muestra en el Evangelio.
El encuentro de Jesús con la samaritana ha dado ocasión a los escritores espirituales para unos sabrosos comentarios y lúcidas interpretaciones. San Agustín ve en la mujer samaritana la figura de la Iglesia aún no santa que recibe el don del Espíritu Santo, el agua viva.Y además es figura de la Iglesia de pueblos extranjeros, no judíos.
Nosotros mismos en este tiempo de cuaresma, de conversión y penitencia, de escucha asidua de la Palabra de Dios nos sentimos sorprendidos por este diálogo en que captamos el sentido pedagógico de Dios y de Jesús que conduce suavemente a la persona al ámbito de la fe que salva.
Jesús, Dios sediento de agua y necesitado de ayuda para beber, desafía los imponderables de la convivencia y se dirige a una mujer, samaritana, enemiga de los judíos.
Atravesado este primer umbral, haciéndola caer en la cuenta de la realidad de la sed y la necesidad de beber ,le impulsa a reconocer otra necesidad no menos real que la anterior reprimida o camuflada entre deseos, desdenes, autosuficiencias que desvían la atención:”Si conocieras el don de Dios y quién te dice dame de beber, le pedirías el agua viva”.
Así es nuestra condición humana. Vemos la realidad inmediata, nos conformamos con lo que entra por nuestros sentidos que en tantas ocasiones también nos engañan en su apariencia hasta que otras personas nos ayudan a descubrir los matices y detalles de la realidad. Nos ayudan a conocer mejor la vida, su riqueza.¡Cuánto no debemos a nuestros padres, maestros, gentes de bien.
Jesús lleva a la mujer hasta el fondo de sí misma, le ayuda conocerse y a reconocerse ,y al convertirse y cambiar, al experimentar convirtiéndose y fiándose la exclamación sublime:”¡He visto al Mesías¡”.
Da testimonio de la visto, creído y experimentado y sus convecinos también se sienten sorprendidos:”ya no creemos por lo que nos dices sino por lo que vemos”.
Jesús, hoy también está aquí presente resucitado aunque velado bajo tantos signos y símbolos eucarísticos: palabra, pan, vino, color, vosotros mismos, yo mismo…
Hemos de reconocer que cautivados por lo inmediato ,somos perezosos ,nos resistimos al mundo de lo invisible porque nos supone esfuerzo.
Seguramente que hemos oído hablar de los pescadores de perlas que se lanzan hasta el fondo en el agua que tira de ellos hacia arriba. Ellos bucean y bucean e intentan con gran esfuerzo llegar hasta el fondo para pescar una perla que los llena de alegría y satisfacción.
El camino creyente a veces se hace fatigoso pues nos resistimos a ir donde el Señor nos quiere para hacernos felices dándonos el agua viva. De ahí que nos ofrece el don del Espíritu Santo.
Pedimos al Señor nos ayude a realizar la experiencia de caminar con El siendo restaurados por su misericordia. Haz, Señor que cada uno nos convirtamos en surtidor d agua que salta hasta la vida eterna.»Alimentados ya en la tierra con el pan del cielo,prenda de la eterna salvación,te pedimos Señor,que se haga realidad en nuestra vida lo que hemos recibido en este sacramento.»

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

1º1ª Lct.:Génesis 12,1-4ª:Vocación de Abrahán, padre del pueblo de Dios.
Sal.32,4-5.18-19.20 y 22:Que tu misericordia venga sobre nosotros.
2ªLct.:2ªTimoteo.1,8b-10:Dios nos llama y nos ilumina
Evangelio: Mateo,17,1-9:Su rostro resplandeció como el sol.

El pasado domingo contemplábamos a Jesús en el desierto sometido a la tentación de abandonar el camino de Dios y asintiendo a su voluntad responde al maligno: Sólo a Dios adorarás.
Hoy seguimos a Jesús que sube al monte Tabor acompañado de Pedro, Santiago y Juan y ante ellos se trasfigura:” su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz”. Recuerdo la preciosa escena de la película “Jesucristo Superstar” en que la imagen de Jesús azotado y flagelado se va transformando en un Jesús radiante y majestuoso y transcendente que abraza a todo el mundo.
Se les aparecieron dos figuras relevantes de la Antigua Alianza: Moisés a quien el Señor le entrego la Ley y Elías, el profeta de fuego .Pedro, admirado exclama:¡Qué bien se está aquí¡ Es como decir: podríamos vivir siempre así:”hagamos tres tiendas” para vivir eternamente felices.
Al mismo tiempo se oye la voz del Padre: ESTE ES MI HIJO, ESCUCHADLE. Recordad que estas palabras cuando el Bautismo en el Jordán: ¡Este es mi Hijo¡
Este Hijo, Jesús, ahora transfigurado, lleno de gloria, adelantando su Resurrección es quien dice a sus discípulos: Vamos a Jerusalén a morir. Ellos no lo entienden y menos Pedro a quien Jesús recrimina: Apártate de mi Satanás. Como no entendieron cuando discutían sobre quién sería el primero en el reino y tuvo que mostrarles a un niño para tener un corazón sencillo como él o “el que quiera ser el primero sea vuestro servidor”
Jesús les abre un tanto el horizonte para que gusten del futuro de Dios y vuelvan fortalecidos a anunciar “el evangelio de la gracia de Jesucristo que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal”
En la encíclica Spe Salvi, Benedicto XVI sintetiza la sustancia de la esperanza diciendo:” La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir, y que está todavía totalmente ausente; la fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada, y esta realidad presente constituye para nosotros una « prueba » de lo que aún no se ve. Ésta atrae al futuro dentro del presente, de modo que el futuro ya no es el puro « todavía-no ». El hecho de que este futuro exista cambia el presente; el presente está marcado por la realidad futura, y así las realidades futuras repercuten en las presentes y las presentes en las futuras.
Nuestro caminar cristiano no es primero un superar obstáculos, órdenes y leyes para conseguir el cielo, la gracia. Recibimos la gracia, la luz, la transfiguración, momentos de luz y de gozo para que en el camino de la vida surcado por dificultades y oscuridades no nos escandalice la cruz de Jesús y sea el impulso para llegar como Jesús a dar la vida por amor. Es bueno sentarse con Jesús y en momentos de gracia y plenitud también poder decir:!qué viene se está aquí” y ver realizadas sus palabras: Venid a mi si os sentís cansados y agobiados que yo os aliviaré”. A veces nos puede ocurrir en la iglesia, en la oración solitaria o a veces en el fárrago del trabajo cotidiano que experimentamos “un no sé qué que queda balbuciendo” como diría Juan de la cruz. Son hermosos los testimonios de hombres y mujeres, de cualquier estado y condición social que aunque fugaz han experimentado ese toque de Dios imborrable felizmente para toda la vida .Un montañero en una altura elevada con algún dedo congelado ha sido tocado por Dios.
Como Israel, como Abraham impulsado por Dios a salir de su casa y de su tierra en pos de la tierra prometida, así también nosotros somos llamados realizar la experiencia de Dios, a gustar a Dios, a dejarnos transfigurar por El como Agustín, Francisco, Teresa de Ávila y de Calcuta y tantos otros para que sin huir de nuestras responsabilidades diarias podamos transfigurar el mundo “ tomando parte en las duras trabajos el evangelio”, pues Dios nos dio su gracia por Jesucristo antes de la creación, desde tiempo inmemorial,no por nuestros méritos y nos llamó a una vida santa»
Martin Luther King, el líder de los derechos de los negros escribía:”Días difíciles…Pero no significa nada, he estado en la cumbre de la montaña… Como a todos los hombres me gustaría vivir largos años..Es bello ser viejo…Pero no me preocupo…Sólo quiero hacer la voluntad de Dios…Él me ha permitido ascender a la montaña., he mirado, he visto la tierra prometida. No temo. Mis ojos han visto la gloria del Reino de Dios que viene ¡Qué hermoso es estar aquí¡
Hagamos la experiencia .Contemplemos al Señor para tomar parte en los duros trabajos del evangelio según las fuerzas que Dios nos dé.
“Señor, que nos has mandado escuchar a tu Hijo ,el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así con mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro” «Que esta oblación borre nuestros pecados,santifique los cuerpos y las almas de tus siervos y nos prepare para celebrar dignamente la Pascua».
“Señor, te damos gracias porque al darnos en este sacramento el cuerpo glorioso de tu Hijo nos haces ya partícipes en este mundo, de los bienes eternos de tu reino”.

LOGOTERAPIA Y PASTORAL

LOGOTERAPIA Y PASTORAL.1

El año 1968, leí un libro que me resulto aleccionador: RENZO TITONE, Ascesis y personalidad, Editorial Sígueme,Salamanca,1965) y por primea vez leía la palabra sicoanálisis y los nombres de Freud, Adler, Jung y Frankl. Pero me entusiasmó la palabra Logoterapia, curación por el sentido y con el correr del tiempo fui adentrándome en la lectura de las excelentes obras del Dr.Viktor Frankl. En concreto leí con gusto y avidez el libro El hombre en busca de sentido. Ed.Herder, Barcelona,1980.De la edición norteamericana “Mans´s search for meaning” se han vendido dos millones de ejemplares.Sus obras ,26,han sido traducidas a 18 idiomas incluido el chino y el coreano

He aquí el capítulo  CONCEPTOS BÁSICOS DE LOGOTERAPIA:

Voluntad de sentido
Frustración existencial
Neurosis noógena
Neodinámica
El vacío existencial
El sentido de la vida
La esencia de la existencia
El sentido del amor
El sentido del sufrimiento
Problemas metaclínicos
Un logograma
El suprasentido
La transitoriedad de la vida
La logoterapia como técnica
La neurosis colecita
Crítica al pandeterminismo
La psiquiatría rehumanizada.

¿QUÉ ES LA LOGOTERAPIA?

Me pidieron que hiciera una exposición más directa y completa de mi doctrina terapéutica. ¿Qué es la logoterapia.? . Transmitir al lector en un espacio reducido todo el material que en alemán requirió veinte volúmenes es una tarea capaz de desanimar a cualquiera.

Recuerdo a un colega norteamericano que un día me preguntó en mi clínica de Viena: «Veamos, doctor, ¿usted es psicoanalista?» A lo que yo le contesté: «No exactamente psicoanalista. Digamos que soy psicoterapeuta.» Entonces siguió preguntándome: «¿A qué escuela pertenece usted?» «Es mi propia teoría; se llama logoterapia», le repliqué. «¿Puede definirme en una frase lo que quiere decir logoterapia?» «Sí», le dije, «pero antes que nada, ¿puede usted definir en una sola frase la esencia del psicoanálisis?» He aquí su respuesta: «En el psicoanálisis, el paciente se tiende en un diván y le dice a usted cosas que, a veces, son muy desagradables de decir.» Tras lo cual y de inmediato yo le devolví la siguiente improvisación: «Pues bien, en la logoterapia, el paciente permanece sentado, bien derecho, pero tiene que oír cosas que, a veces, son muy desagradables de escuchar.»
Comparada con el psicoanálisis, la logoterapia es un método menos retrospectivo y menos introspectivo. La logoterapia mira más bien al futuro, es decir, a los cometidos y sentidos que el paciente tiene que realizar en el futuro.Al aplicar la logoterapia el paciente ha de enfrentarse con el sentido de su propia vida para, a continuación, rectificar la orientación de su conducta en tal sentido. El término «logoterapia» para definir mi teoría. Logos es una palabra griega que equivale a «sentido», «significado» o «propósito». La logoterapia o, «la tercera escuela vienesa de psicoterapia», se centra en el significado de la existencia humana, así como en la búsqueda de dicho sentido por parte del hombre. De acuerdo con la logoterapia, la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida. Por eso hablo yo de voluntad de sentido, en contraste con el principio de placer (o, como también podríamos denominarlo, la voluntad de placer) en que se centra el psicoanálisis freudiano, y en contraste con la voluntad de poder que enfatiza la psicología de Adler.

Voluntad de sentido

La búsqueda por parte del hombre del sentido de la vida constituye una fuerza primaria y no una «racionalización secundaria» de sus impulsos instintivos. Este sentido es único y específico en cuanto es uno mismo y uno solo quien tiene que encontrarlo; únicamente así logra alcanzar el hombre un significado que satisfaga su propia voluntad de sentido. Algunos autores sostienen que los sentidos y los principios no son otra cosa que «mecanismos de defensa», «formaciones y sublimaciones de las reacciones». Por lo que a mí toca, yo no quisiera vivir simplemente por mor de mis «mecanismos de defensa», ni estaría dispuesto a morir por mis «formaciones de las reacciones». El hombre, no obstante, ¡es capaz de vivir e incluso de morir por sus ideales y principios! ,la voluntad de sentido para muchas personas es cuestión de hecho, no de fe.

Según J.P. Sartre, el hombre se inventa a sí mismo, concibe su propia «esencia», es decir, lo que él es esencialmente, incluso lo que debería o tendría que ser. Pero yo no considero que nosotros inventemos el sentido de nuestra existencia, sino que lo descubrimos.
Ahora bien, los principios morales no mueven al hombre, no le empujan, más bien tiran de él.
Pues bien, si yo digo que el hombre se ve arrastrado por los principios morales, lo que implícitamente se infiere es el hecho de que la voluntad interviene siempre: la libertad del hombre para elegir entre aceptar o rechazar una oferta; es decir, para cumplir un sentido potencial o bien para perderlo.
Sin embargo, debe quedar bien claro que en el hombre no cabe hablar de eso que suele llamarse impulso moral o impulso religioso, interpretándolo de manera idéntica a cuando decimos que los seres humanos están determinados por los instintos básicos. Nunca el hombre se ve impulsado a una conducta moral; en cada caso concreto decide actuar moralmente. Y el hombre no actúa así para satisfacer un impulso moral y tener una buena conciencia; lo hace por amor de una causa con la que se identifica, o por la persona que ama, o por la gloria de Dios. Si obra para tranquilizar su conciencia será un fariseo y dejará de ser una persona verdaderamente moral. Creo que hasta los mismos santos no se preocupan de otra cosa que no sea servir a su Dios y dudo siquiera de que piensen en ser santos. Si así fuera serían perfeccionistas, pero no santos. Cierto que, como reza el dicho alemán, «una buena conciencia es la mejor almohada»; pero la verdadera moralidad es algo más que un somnífero o un tranquilizante

Frustración existencial
La voluntad de sentido del hombre puede también frustrarse, en cuyo caso la logoterapia habla de la frustración existencial. El término existencial se puede utilizar de tres maneras: para referirse a la propia (1) existencia; es decir, el modo de ser específicamente humano; (2) el sentido de la existencia; y (3) el afán de encontrar un sentido concreto a la existencia personal, o lo que es lo mismo, la voluntad de sentido.
La frustración existencial se puede también resolver en neurosis. Para este tipo de neurosis, la logoterapia ha acuñado el término «neurosis noógena», en contraste con la neurosis en sentido estricto; es decir, la neurosis psicógena. Las neurosis noógenas tienen su origen no en lo psicológico, sino más bien en la dimensión noológica (del griego noos, que significa mente), de la existencia humana. Este término logoterapéutico denota algo que pertenece al núcleo «espiritual» de la personalidad humana. No obstante, debe recordarse que dentro del marco de referencia de la logoterapia, el término «espiritual» no tiene connotación primordialmente religiosa, sino que hace referencia a la dimensión específicamente humana.

Neurosis noógena
Las neurosis noógenas no nacen de los conflictos entre impulsos e instintos, sino más bien de los conflictos entre principios morales distintos; en otras palabras, de los conflictos morales o, expresándonos en términos más generales, de los problemas espirituales, entre los que la frustración existencial suele desempeñar una función importante.
Resulta obvio que en los casos noógenos, la terapia apropiada e idónea no es la psicoterapia en general, sino la logoterapia, es decir, una terapia que se atreva a penetrar en la dimensión espiritual de la existencia humana. De hecho, logos en griego no sólo quiere decir «significación» o «sentido», sino también «espíritu». La logoterapia considera en términos espirituales temas asimismo espirituales, como pueden ser la aspiración humana por una existencia significativa y la frustración de este anhelo. Dichos temas se tratan con sinceridad y desde el momento que se inician, en vez de rastrearlos hasta sus raíces y orígenes inconscientes, es decir, en vez de tratarlos como instintivos. Si un médico no acierta a distinguir entre la dimensión espiritual como opuesta a la dimensión instintiva, el resultado es una tremenda confusión. Citaré el siguiente ejemplo: un diplomático norteamericano de alta graduación acudió a mi consulta en Viena a fin de continuar un tratamiento psicoanalítico que había iniciado cinco años antes con un analista de Nueva York. Para empezar, le pregunté qué le había llevado a pensar que debía ser analizado; es decir, antes que nada, cuál había sido la causa de iniciar el análisis. El paciente me contestó que se sentía insatisfecho con su profesión y tenía serias dificultades para cumplir la política exterior de Norteamérica. Su analista le había repetido una y otra vez que debía tratar de reconciliarse con su padre, pues el gobierno estadounidense, al igual que sus superiores, «no eran otra cosa» que imágenes del padre y, consecuentemente, la insatisfacción que sentía por su trabajo se debía al aborrecimiento que, inconscientemente, abrigaba hacia su padre. A lo largo de un análisis que había durado cinco años, el paciente, cada vez se había ido sintiendo más dispuesto a aceptar estas interpretaciones, hasta que al final era incapaz de ver el bosque de la realidad a causa de los árboles de símbolos e imágenes.
Tras unas cuantas entrevistas, quedó bien patente que su voluntad de sentido se había visto frustrada por su vocación y añoraba no estar realizando otro trabajo distinto. Como no había ninguna razón para no abandonar su empleo y dedicarse a otra cosa, así lo hizo y con resultados muy gratificantes. Según me ha informado recientemente lleva ya cinco años en su nueva profesión y está contento. Dudo mucho que, en este caso, yo tratara con una personalidad neurótica, ni mucho menos, y por ello dudo de que necesitara ningún tipo de psicoterapia, ni tampoco de logoterapia, por la sencilla razón de que ni siquiera era un paciente. Pues no todos los conflictos son necesariamente neuróticos y, a veces, es normal y saludable cierta dosis de conflictividad. Análogamente, el sufrimiento no es siempre un fenómeno patológico; más que un síntoma neurótico, el sufrimiento puede muy bien ser un logro humano, sobre todo cuando nace de la frustración existencial. Yo niego categóricamente que la búsqueda de un sentido para la propia existencia, o incluso la duda de que exista, proceda siempre de una enfermedad o sea resultado de ella. La frustración existencial no es en sí misma ni patológica ni patógena. La logoterapia difiere del psicoanálisis en cuanto considera al hombre como un ser cuyo principal interés consiste en cumplir un sentido y realizar sus principios morales, y no en la mera gratificación y satisfacción de sus impulsos e instintos ni en poco más que la conciliación de las conflictivas exigencias del ello, del yo y del super yo, o en la simple adaptación y ajuste a la sociedad y al entorno.

LOGOTERAPIA Y PASTORAL.2

LOGOTERAPIA Y PASTOAL.2b

Noodinámica

Cierto que la búsqueda humana de ese sentido y de esos principios puede nacer de una tensión interna y no de un equilibrio interno. Ahora bien, precisamente esta tensión es un requisito indispensable de la salud mental. Y yo me atrevería a decir que no hay nada en el mundo capaz de ayudarnos a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como el hecho de saber que la vida tiene un sentido. Hay mucha sabiduría en Nietzsche cuando dice: «Quien tiene un porque para vivir puede soportar casi cualquier como.» Yo veo en estas palabras un motor que es válido para cualquier psicoterapia. Los campos de concentración nazis fueron testigos (y ello fue confirmado más tarde por los psiquiatras norteamericanos tanto en Japón como en Corea) de que los más aptos para la supervivencia eran aquellos que sabían que les esperaba una tarea por realizar. En cuanto a mí, cuando fui internado en el campo de Auschwitz me confiscaron un manuscrito listo para su publicación. No cabe duda de que mi profundo interés por volver a escribir el libro me ayudó a superar los rigores de aquel campo. Por ejemplo, cuando caí enfermo de tifus anoté en míseras tiras de papel muchos apuntes con la idea de que me sirvieran para redactar de nuevo el manuscrito si sobrevivía hasta el día de la liberación. Estoy convencido de que la reconstrucción de aquel trabajo que perdí me ayudó a vencer el peligro de colapso ( Se trataba de la primera versión de mi primer libro, cuya traducción al castellano la publicó en 1950 el Fondo de Cultura Económica, México, con el título Psicoanálisis y existencialismo.

Lo que el hombre necesita no es la «homeostasis»( estado sin tensiones),sino lo que yo llamo la «noodinámica», es decir, la dinámica espiritual dentro de un campo de tensión bipolar en el cual un polo viene representado por el significado que debe cumplirse y el otro polo por el hombre que debe cumplirlo. Y no debe pensarse que esto es cierto sólo para las condiciones normales; su validez es aún más patente en el caso de individuos neuróticos. Cuando los arquitectos quieren apuntalar un arco que se hunde, aumentan la carga encima de él, para que sus partes se unan así con mayor firmeza. Así también, si los terapeutas quieren fortalecer la salud mental de sus pacientes, no deben tener miedo a aumentar dicha carga y orientarles hacia el sentido de sus vidas.

El vacío existencial

El vacío existencial es un fenómeno muy extendido en el siglo XX. Ello es comprensible y puede deberse a la doble pérdida que el hombre tiene que soportar desde que se convirtió en un verdadero ser humano. Al principio de la historia de la humanidad, el hombre perdió algunos de los instintos animales básicos que conforman la conducta del animal y le confieren seguridad; seguridad que, como el paraíso, le está hoy vedada al hombre para siempre: el hombre tiene que elegir; pero, además, en los últimos tiempos de su transcurrir, el hombre ha sufrido otra pérdida: las tradiciones que habían servido de contrafuerte a su conducta se están diluyendo a pasos agigantados. Carece, pues, de un instinto que le diga lo que ha de hacer, y no tiene ya tradiciones que le indiquen lo que debe hacer; en ocasiones no sabe ni siquiera lo que le gustaría hacer. En su lugar, desea hacer lo que otras personas hacen (conformismo) o hace lo que otras personas quieren que haga (totalitarismo).
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Este vacío existencial se manifiesta sobre todo en un estado de tedio. Podemos comprender hoy a Schopenhauer cuando decía que, aparentemente, la humanidad estaba condenada a bascular eternamente entre los dos extremos de la tensión y el aburrimiento. De hecho, el hastío es hoy causa de más problemas que la tensión y, desde luego, lleva más casos a la consulta del psiquiatra. Estos problemas se hacen cada vez más críticos, pues la progresiva automatización tendrá como consecuencia un gran aumento del promedio de tiempo de ocio para los obreros. Lo único malo de ello es que muchos quizás no sepan qué hacer con todo ese tiempo libre recién adquirido. Pensemos, por ejemplo, en la «neurosis del domingo»,

Esa especie de depresión que aflige a las personas conscientes de la falta de contenido de sus vidas cuando el trajín de la semana se acaba y ante ellos se pone de manifiesto su vacío interno. No pocos casos de suicidio pueden rastrearse hasta ese vacío existencial. No es comprensible que se extiendan tanto los fenómenos del alcoholismo y la delincuencia juvenil a menos que reconozcamos la existencia del vacío existencial que les sirve de sustento. Y esto es igualmente válido en el caso de los jubilados y de las personas de edad.

El sentido de la vida

Dudo que haya ningún médico que pueda contestar a esta pregunta en términos generales, ya que el sentido de la vida difiere de un hombre a otro, de un día para otro, de una hora a otra hora. Así pues, lo que importa no es el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada individuo en un momento dado. Plantear la cuestión en términos generales puede equipararse a la pregunta que se le hizo a un campeón de ajedrez: «Dígame, maestro, ¿cuál es la mejor jugada que puede hacerse?» Lo que ocurre es, sencillamente, que no hay nada que sea la mejor jugada, o una buena jugada, si se la considera fuera de la situación especial del juego y de la peculiar personalidad del oponente. No deberíamos buscar un sentido abstracto a la vida, pues cada uno tiene en ella su propia misión que cumplir; cada uno debe llevar a cabo un cometido concreto. Por tanto ni puede ser reemplazado en la función, ni su vida puede repetirse; su tarea es única como única es su oportunidad para instrumentarla. De modo que la logoterapia considera que la esencia íntima de la existencia humana está en su capacidad de ser responsable.

La esencia de la existencia
Este énfasis en la capacidad de ser responsable se refleja en el imperativo categórico de la logoterapia; a saber: «Vive como si ya estuvieras viviendo por segunda vez y como si la primera vez ya hubieras obrado tan desacertadamente como ahora estás a punto de obrar.» Me parece a mí que no hay nada que más pueda estimular el sentido humano de la responsabilidad que esta máxima que invita a imaginar, en primer lugar, que el presente ya es pasado y, en segundo lugar, que se puede modificar y corregir ese pasado: este precepto enfrenta al hombre con la finitud de la vida, así como con la finalidad de lo que cree de sí mismo y de su vida. La logoterapia intenta hacer al paciente plenamente consciente de sus propias responsabilidades;
Corresponde, pues, al paciente decidir si debe interpretar su tarea vital siendo responsable ante la sociedad o ante su propia conciencia. Una gran mayoría, no obstante, considera que es a Dios a quien tiene que rendir cuentas; éstos son los que no interpretan sus vidas simplemente bajo la idea de que se les ha asignado una tarea que cumplir sino que se vuelven hacia el rector que les ha asignado dicha tarea.La logoterapia no es ni labor docente ni predicación. Está tan lejos del razonamiento lógico como de la exhortación moral. Dicho figurativamente, el papel que el logoterapeuta representa es más el de un especialista en oftalmología que el de un pintor. Este intenta poner ante nosotros una representación del mundo tal como él lo ve; el oftalmólogo intenta conseguir que veamos el mundo como realmente es. La función del logoterapeuta consiste en ampliar y ensanchar el campo visual del paciente de forma que sea consciente y visible para él todo el espectro de las significaciones y los principios.

Ya hemos dicho que el sentido de la vida siempre está cambiando, pero nunca cesa. De acuerdo con la logoterapia, podemos descubrir este sentido de la vida de tres modos distintos: (1) realizando una acción; (2) teniendo algún principio; y (3) por el sufrimiento. En el primer caso el medio para el logro o cumplimiento es obvio. El segundo y tercer medio precisan ser explicados. El segundo medio para encontrar un sentido en la vida es sentir por algo como, por ejemplo, la obra de la naturaleza o la cultura; y también sentir por alguien, por ejemplo el amor.

El sentido del amor

El amor constituye la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. Nadie puede ser totalmente conocedor de la esencia de otro ser humano si no le ama. Por el acto espiritual del amor se es capaz de ver los trazos y rasgos esenciales en la persona amada; y lo que es más, ver también sus potencias: lo que todavía no se ha revelado, lo que ha de mostrarse. Todavía más, mediante su amor, la persona que ama posibilita al amado a que manifieste sus potencias. Al hacerle consciente de lo que puede ser y de lo que puede llegar a ser, logra que esas potencias se conviertan en realidad. En logoterapia, el amor no se interpreta como un epifenómeno de los impulsos e instintos sexuales en el sentido de lo que se denomina sublimación. El amor es un fenómeno tan primario como pueda ser el sexo. Normalmente el sexo es una forma de expresar el amor. El sexo se justifica, incluso se santifica, en cuanto que es un vehículo del amor, pero sólo mientras éste existe. De este modo, el amor no se entiende como un mero efecto secundario del sexo, sino que el sexo se ve como medio para expresar la experiencia de ese espíritu de fusión total y definitivo que se llama amor.
Un tercer cauce para encentar el sentido de la vida es por vía del sufrimiento.

El sentido del sufrimiento

Cuando uno se enfrenta con una situación inevitable, insoslayable, siempre que uno tiene que enfrentarse a un destino que es imposible cambiar, por ejemplo, una enfermedad incurable, un cáncer que no puede operarse, precisamente entonces se le presenta la oportunidad de realizar el valor supremo, de cumplir el sentido más profundo, cual es el del sufrimiento. Porque lo que más importa de todo es la actitud que tomemos hacia el sufrimiento, nuestra actitud al cargar con ese peso. Un médico me consultó sobre la fuerte depresión que padecía. No podía sobreponerse a la pérdida de su esposa, que había muerto hacía dos años y a quien él había amado por encima de todas las cosas. ¿De qué forma podía ayudarle? ¿Qué decirle? Pues bien, me abstuve de decirle nada y en vez de ello le espeté la siguiente pregunta: «¿Qué hubiera sucedido, doctor, si usted hubiera muerto primero y su esposa le hubiera sobrevivido?» «¡Oh!», dijo, «¡para ella hubiera sido terrible, habría sufrido muchísimo!» A lo que le repliqué: «Lo ve, doctor, usted le ha ahorrado a ella todo ese sufrimiento; pero ahora tiene que pagar por ello sobreviviendo y llorando su muerte.»
No dijo nada, pero me tomó la mano y, quedamente, abandonó mi despacho Uno de los postulados, básicos de la logoterapia estriba en que el interés principal del hombre no es encontrar el placer, o evitar el dolor, sino encontrarle un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir a condición de que ese sufrimiento tenga un sentido. Ni que decir tiene que el sufrimiento no significará nada a menos que sea absolutamente necesario; por ejemplo, el paciente no tiene por qué soportar, como si llevara una cruz, el cáncer que puede combatirse con una operación; en tal caso sería masoquismo, no heroísmo.

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Sucedió cuando tuve que abandonar mis ropas y heredé a cambio los harapos de un prisionero que habían enviado a la cámara de gas nada más poner los pies en la estación de Auschwitz. En vez de las muchas páginas de mi manuscrito encontré en un bolsillo de la chaqueta que acababan de entregarme una sola página arrancada de un libro de oraciones en hebreo, que contenía la más importante oración judía, el Shema Yisrael. ¿Cómo interpretar esa «coincidencia» sino como el desafío para vivir mis pensamientos en vez de limitarme a ponerlos en el papel? Un poco más tarde, según recuerdo, me pareció que no tardaría en morir. En esta situación crítica, sin embargo, mi interés era distinto del de mis camaradas. Su pregunta era: «¿Sobreviviremos a este campo? Pues si no, este sufrimiento no tiene sentido.» La pregunta que yo me planteaba era algo distinta: «¿Tienen todo este sufrimiento, estas muertes en torno a mí, algún sentido? Porque si no, definitivamente, la supervivencia no tiene sentido, pues la vida cuyo significado depende de una casualidad —ya se sobreviva o se escape a ella— en último término no merece ser vivida.»

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