CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

DOMINGO CUARTO DE CUARESMA

1ªLct.:1º de Samuel 16,1b.6-7.10-13ª:David es ungido rey de Israel
Sal.22,1-3ª.3b-4.5.6:El Señor es mi Pastor nada me falta.
2ªLct.:Ef.5,8-14:Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz.
Evangelio: Jn.9,1-41:Fue ,se lavó y volvió con vista.

José Ramón, habiendo sido un joven vitalista, desenfadado, a la edad de 40 años comenzó a perder la vista hasta quedar completamente ciego .El Señor lo puso en el camino de mi ministerio sacerdotal para acompañarlo en el combate espiritual en que se encontraba y combatir con él en Jesucristo. Recibió una visita especial de un obispo santo que lo confortó y el día de la visita Pepe junto con sus padres ,hermanos y sobrinos ,se pusieron de fiesta porque era algo especial aquella visita. En algunos momentos de nuestra conversaciones hasta se permitía hacer ejercicio de un sano humor. Otro amigo sacerdote ciego, Jose Ignacio, me confió que a duras penas pudo terminar la carrera sacerdotal ,quedando ciego.»Al principio los golpes que me daba contra puertas y ventanas suponían una gran humillación hasta llegar al equilibrio y serenidad». Impartía muchas tandas de ejercicios espirituales y se le veía “feliz y contento”.Otro sacerdote, Manuel ,quedó ciego al tiempo de jubilarse y junto con José Ignacio, el día de Sta Lucía, patrona de los ciegos, celebraban la Eucaristía para muchos ciegos y en la homilía bromeaban diciendo que “eran invidentes transitoriamente” porque esperaban volver a ver y verse en el cielo.
Hemos escuchado un elocuente evangelio en el que el Señor cura a un ciego.A los que maliciosamente le preguntan por su nueva situación, el que antes era ciego, responde: sólo sé que yo era ciego y ahora veo”.
En esta misma expresión adivinamos todo un mundo cargado de dramatismo en los que no ven y el regocijo y estupor de quienes recobran la vista pudiendo acoger la maravilla de la luz, los colores ,la vida plena.
El drama de aquellos judíos, la ceguera de los mismos encarnando un mundo oscuro de tinieblas, se ve en el enfrentamiento con Jesús, luz del mundo. Y comienzan por no aceptar lo evidente, lo que se ve: alguien que no veía ahora ve pues intuyen que Jesús autor de signo realizado les remite a Dios y les llama a convertirse a volverse aunque se manifiesta su resistencia y oposición:”vino a los suyos y no lo recibieron”
Las palabras, los gestos, los silencios de Jesús, referidos a la vida ordinaria de los hombres nos trasladan ,a su vez ,a otro plano de la existencia donde recibimos luz, sentido, orientación, gracia. En ese mundo invisible de la luz y de la vida, el creyente aprende a ver más y mejor a interpretar, a caminar en la luz y en la verdad.
¿Qué dices del que te ha abierto los ojos? Que es un profeta. Jamás se oyó decir que nadie que le abriera los ojos a un ciego si éste no viniera de Dios.
Y luego, lo más sorprendente :¿Crees tú en el Hijo del Hombre?¿Quién es para que crea en Él? Jesús le contestó: El que está hablando ése es.
El creyente vive una experiencia de relación con Dios de quien parte la iniciativa y a la que responde con su confianza. Decimos que ser creyente cristiano es una gracia, un don que se acoge en liberad y se ejercita con esperanza y amor
Me contaba un compañero de estudios que tuvo un amigo ciego que le confiaba que “veía por dentro”,había aceptado su condición y se movía con gracia y libertad en la vida.
¿Cuál es el testimonio de nuestra fe? Después de lo que he vivido ,del encuentro con tantos creyentes y tantas personas honradas estimo que lo definitivo es conocer a Jesucristo que me revela al Padre y al Espíritu Santo y me enseña amar ,a perdonar, que me consuela y nada puede llenarme de tanta felicidad como El.
“Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz”.
Se trata de “ver no como los hombres en apariencia sino como Dios que ve el corazón”
«Ilumina,Señor, nuestro espíritu con la claridad de tu gracia para que nuestros pensamientos sean dignos de ti y aprendamos a amarte de todo corazón.”
«Ayúdanos a celebrar estos santos misterios con fe verdadera y saber ofrecértelos por la salvación del mundo.»

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