CUARTO DOMINGO DE PASCUA

CUARTO DOMINGO DE PASCUA

1ªLct.:Hch.4,8-12:Ningún otro puede salvar

Sal.117,1.8-9.21-23.26.28cd y 29:la piedra que desecharon los arquitectos es ahora

 La piedra angular

2ªLct.1ªJn.3,1-2:Veremos a Dios tal cual es

Evangelio:Juan 10,11-18:El buen Pastor da la vida por sus ovejas

 

Los encuentros de los Apóstoles con Jesús resucitado  están salpicados por la alegría, el estupor, la sorpresa, en alguna ocasión la duda, y ahora ya la fe vibrante y esperanzada confiesa: HEMOS VISTO AL SEÑOR .¡Qué honda convicción anida en sus corazones: Jesús está vivo y se les ha aparecido confortándoles con una sabrosa alegría ¡Por todo ello,llenos de Espíritu Santo(hoy Pedro) se sintieron impulsados a proclamar la gran noticia: ”Quede claro a vosotros y a todo Israel que ha sido Jesús Nazareno a quien vosotros crucificasteis a quien Dios resucitó de entre los muertos…Por eso este se presenta sano”

Jesús crucificado y resucitado prolonga su acción salvífica en la joven iglesia que se sorprende y reconoce signos de salvación visible como la curación de este paralítico. Jesús en su vida terrena, en su vida pública anunciando el Reino de Dios ,cura enfermos, resucita muertos, perdona pecados, expulsa demonios, multiplica el pan y el vino; no como espectáculo clamoroso o de distracción pueblerina, sino para manifestar la misericordia y cercanía de Dios que sufre con los que sufren y como adelanto o anticipo de la resurrección gloriosa de vida plena en Dios

Jesús continúa también hoy curando y emitiendo signos de su presencia en medio de su pueblo “para que creáis” y “para que creyendo tengáis vida eterna”. Naturalmente que el modo ordinario de la salud es la medicina y la destreza de los médicos, dones naturales de Dios. Pero por gracia en algunos momentos surgen signos acompañan do la evangelización o anuncio del reino de Dios.

Durante todo ese tiempo pascual hemos recibido calificativos referidos da Jesús de Camino, verdad, vida, pan de vida, Hijo de Dios. Hoy en el fragmento evangélico Jesús se hace llamar Buen Pastor.Si ya en el Antiguo Testamento los profetas revelan que Dios es como el pastor de su pueblo. Si Jesús lavó los pies a sus discípulos y les habló de entrega y servicio, hoy nos alegramos profundamente al escuchar a Jesús como Buen Pastor que conoce a sus ovejas y es conocido por ellas.

Los que hemos  conocido o pertenecido a una cultura rural, sabemos del conocimiento y cercanía del pastor que conoce una por una a sus ovejas aunque nos parezca que todas son iguales.

Jesús se acerca a cada uno de nosotros porque nos ama y nos conoce y quiere que le conozcamos por medio del amor y de la entrega de la vida.

“Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues, lo somos¡ Esta noticia sí que hemos de recodarla e interiorizarla  permanentemente. Pues cuando se manifieste seremos semejantes a El porque le veremos tal cual es”.Y este anhelo hondo colmado será nuestra felicidad.

Pero la plenitud, la alegría, regocijo de ser hijo de Dios se realiza cuando ejercitamos el amor siendo pastores de nuestros hermanos .

Padre, madres, médicos, servidores del orden público y en la vida social, catequistas…tantas formas de ejercer el pastoreo, la cura de las almas, el cuidado de los demás, la preocupación por los demás .Pensad en tantas personas anónimas que hacen el bien a los demás no están lejos de Jesús Buen Pastor, no están lejos del reino de los cielos.

Hoy de manera especial celebramos la jornada de oración por las vocaciones a una consagración especial: vida religiosa y sacerdotal con un lema tan hermoso: DISCÍPULOS Y MISIONEROS Supliquemos ardientemente por las vocaciones al matrimonio cristiano para que sean generosos en la vida familiar y el Señor suscite religiosos y sacerdotes que lo sigan con fidelidad y amor.

Hoy en la Eucaristía necesitamos que el Señor nos pastoree ,nos cure, nos unja con su Espíritu, nos consuele y conforte para que nosotros también podamos pastorear y consolar

Supliquemos: Señor, has dado a la iglesia el gozo inmenso de la Resurrección de Jesucristo, concede a ese débil rebaño de tu hijo la alegría eterna y que la actualización repetida de nuestra redención(en los sacramentos)sea fuente de gozo incesante y tenga parte en la admirable victoria de su Pastor.       

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