PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

 

1ª Lct.:Isaías 2,1-5: El Señor reúne a todos los pueblos.

Sal.121,1-2.3-4ª.8-9: Qué alegría cuando me dijeron.

2ªLct.:Romanos,13,11-14:Nuestra salvación está cerca.

Evangelio: Mt.24,37-44: Estad en vela para estar preparados.

 

Estamos  comenzando un nuevo año litúrgico con el tiempo que llamamos Adviento(traducción de la palabra griega parusía que significa presencia, mejor llegada, es decir, presencia comenzada) Es un tiempo para tomar en consideración las tres venidas de Jesús en expresión de S.Bernardo: Una venida, encarnándose en las entrañas de María Virgen por obra del Espíritu Santo, una venida en el acontecer de nuestra existencia y la última ,viniendo al final de los tiempos. Ambas venidas alientan la esperanza del creyente. Ya el pueblo de Israel se manifestaba como el el gran Maestro de la esperanza anhelando la presencia del Mesías.

Nuestra vida de cada día no se desenvuelve en un plano amorfo sino que está jalonado por acontecimientos: unos gozosos, festivos, luminosos; otros oscuros, luctuosos y otros rutinarios. No podemos vivir sin signos y símbolos que nos orienten y nos ayuden a interpretar la existencia para vivirla con gusto y  sentido.

El tiempo de Adviento, el inicio de un nuevo año litúrgico es un toque de atención que nuestra Madre la Iglesia nos ofrece para pulsar nuestra vida en relación a su centro que no es otro que Jesucristo, Señor del Universo, Señor de nuestra vida.

¿Qué significado tiene para nosotros volver de nuevo a celebrar el adviento?

En una de sus historias  Navidad Charles Dikens narra la historia de un hombre había perdido la “memoria del corazón”. Había perdido toda la cadena de pensamientos y sentimientos que había atesorado en el encuentro con el dolor humano. Tal desaparición de la “memoria del amor” le fue ofrecida como una liberación de la carga del pasado. Con ello todo había cambiado: el encuentro con el dolor ya no  despertaba en él más recuerdos de bondad. Con la pérdida de la memoria había desaparecido en él la fuente de la  bondad en su interior. Se había vuelto frío y emanaba frialdad a su alrededor  Solo quien puede recordar puede esperar. Quien nunca ha experimentado el bien y la bondad los desconoce .Adviento designa justamente   la conexión entre la memoria y la esperanza que el hombre necesia. Todas las fiestas del año litúrgico son acontecimientos de la memoria y por eso son acontecimientos de esperanza. Este mismo pensamiento lo aborda Gothe. Después de las guerras napoleónicas se restauró la peregrinación en Alemania a Bingen junto al Rhin para celebrar a S.Roque. Ve cómo la multitud se acerca y pasa ante el santo. Contempla que a los ancianos y los niños se les ve sonrientes no así los rostros de los jóvenes indiferentes y amorfos que seguramente sólo tengan recuerdos dolorosos pasados y no tengan esperanza. Entonces la memoria y la esperanza van juntas. Un sacerdote dedicado a la atención pastoral especial de desesperados relata que cuando logra despertar el recuerdo de una experiencia del bien en la persona del desesperado,  se ve nuevamente en condiciones de creer en el bien, aprende a esperar de nuevo.… En este primer domingo la Palabra de Dios ofrecida en la primera lectura de Isaías 2,1-5,una visión profética, un sueño realizado en la que se muestra la fortaleza de la casa del Señor en la “cima de los montes” y el afluir de todos los pueblos, también de los gentiles, a la casa del Dios de Jacob, del Dios vivo. La siempre frágil y hostigada casa de Israel es ahora la segura y permanente Jerusalén celeste, Ciudad de Dios.

Todos los pueblos subirán imbuidos de la Sabiduría de Dios, de la ley del Señor para ver y vivir realmente en anhelo de la paz. Este sueño hecho realidad verá que de “las espadas se forjarán arados, de las lanzas podaderas” y todos “caminarán a la luz del Señor”.

Así los creyentes prorrumpen con el salmista:¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor¡¡Dichosos los que se alegran en ti al preparar la peregrinación¡

Esta Palabra es también regalo para nosotros, se actualiza en el hoy, busca un hueco en nuestro corazón y por eso con nuestra madre la Iglesia hemos pedido al Señor: “Aviva en tus fieles al comenzar el adviento el deseo de salir al encuentro de Cristo que viene acompañado por la buenas obras”

La elección que un día hicimos por Jesucristo, el mayor don recibido en nuestra vida, implica una nueva manera de vivir, una vida moral nueva :”conduzcámonos como en pleno día con dignidad…revestíos de nuestro Señor Jesucristo. .Nada de borracheras, lujuria ni desenfreno”

Este texto de la carta a los romanos 13,11-14, fue el aldabonazo que liberó y curó la conciencia de Agustín, según nos narra en el libro de las Confesiones. En su angustioso combate interior, retirado en la finca de su amigo Romaniano a las afueras de Milán, logró horadar el callejón sin salida de sus pasiones. Su anhelo de gracia y libertad recibió la gracia al ritmo de la voz de un niño o niña de la casa vecina. “Toma y Lee, toma y lee. Abrió la Palabra en la Carta a los Romanos.-primer caso en la historia de un ejercicio de abrir la Biblia al azar- y al leer: nada de comilonas, ni lujuria, revestíos de Ntro Señor Jesucristo, al punto derramó abundantes lágrimas como expresión de una efusión del Espíritu Santo que lo llevó a la fuente del Bautismo. 

El acento del Evangelio según San Mateo vuelve a tocarnos para saber que estamos en el tiempo de gracia, en actitud de esperanza en la venida de Ntro. Señor Jesucristo. El Señor ya ha venido, camina con nosotros hasta el momento de la consumación final. Los teólogos nos hablan de este tiempo intermedio entre la «venida en carne» y la 2ª venida  al final de los tiempos como «un ya» pero «todavía no». En el evangelio de S.Lucas, Jesús para mostrar este acontecimiento singular de su venida recurre al suceso del diluvio «al día en que Noé entró en la barca y el diluvio se los llevó a todos» menos a «Noé y su familia y heredad. Jesús alienta no al miedo y a la angustia sino a la esperanza activa que mientras edifica un mundo más humano sabe que lo definitivo es el encuentro con el Hijo del Hombre que ha vencido a la muerte y «vendrá con gloria y poder a juzgar a vivos y a muertos y su reino no tendrá fin»  Frente a nuestros cansancios y rutinas :”estad preparados porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre”.

“Concédenos que esta eucaristía que nos permites celebrar en nuestra vida mortal, sea prenda de salvación eterna”, Tú que nos “enseñas en nuestra vida mortal a descubrir el valor de los bienes eternos y a poner en ellos nuestro corazón”              

 

 

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