CUARTO DOMINGO ORDINARIO

DOMINGO CUARTO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

1ªLct. Sofonìas 2,3;3,12-13:Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde

Sal.145,7.8-9ª.9bc-10:Dichosos los pobres en el espíritu porque ellos es el Reino de los cielos.

2ªLct.:1ªCo.1,26-31:Dios ha escogido lo débil del  mundo.

Evangelio: Mt.5,1-12ª:Dichosos los pobres de espíritu.

 

La persona de Jesús, sus palabras henchidas de autoridad y sus acciones curativas y plenificantes apuntan a un  anhelo que  se está ya realizando: “Convertíos porque el Reino de Dios está en medio de vosotros.” Convertíos, creyendo, apropiándoos de la gracia que se os ofrece.

Hoy, después de la proclamación de la Palabra de Dios el Espíritu del Señor nos alienta e impulsa a nuestra imaginación para acercarnos al monte de las bienaventuranzas donde Jesús de manera vibrante se dirige a una multitud que anhelan que al escuchar a Jesús ,este hombre divino y cercano, ocurra algo grandioso y sorprendente pues se le reconoce que habla con autoridad y emite un fluido o energía que cura a las personas. Y Jesús ante aquel espectáculo emite un discurso sabio, sobrecogedor, elevado y al mismo tiempo claro y sencillo.

Vosotros pobres, humildes, hambrientos, limpios de corazón, pacíficos y justos y a veces perseguidos por causa de mi nombre, vosotros sois habitantes del Reino de Dios, de la ciudad nueva de Jerusalén. Vosotros que recibida la gracia del evangelio orientáis toda vuestra energía interior y exterior a buscar y realizar el Reino de Dios y su justicia y a ayudar, asistir a quien necesita vuestra ayuda. Y aquella multitud del monte de las bienaventuranzas se ha extendido a lo largo de la historia y está presente hoy en  cuantos(con corbata o sin corbata, con títulos o sin títulos) son humildes de corazón porque creen que sólo Dios es lo absoluto  y puede llenar nuestra vida , son misericordiosos, compasivos, justos, verdaderos aún en medio de las complejidades de la vida.

Seguro que ahora cada uno puede poner un rostro conocido a cada bienaventuranza. Un alcalde de Florencia vive en la buhardilla del convento de los dominicos y para calentarse acude al despacho de un amigo abogado. Una anciana deposita en el gazofilacio del templo lo que tenía para vivir. Así lo testimonió Jesús. Bienaventurados los pobres en el espíritu

Se me quedó grabada esta imagen de la “Campaña contra el Hambre” de Manos Unidas. Un niño de 6 ó 7 años dando de comer uno poco de arroz a un hermanito de 2 o 3 años.Bienaventurados los misericordiosos

 Un misionero irlandés en Tailandia en la noche liberando a niñas expuestas a la prostitución y paidofilia. Bienaventurados los limpios de corazón

 Una abogada sufriendo presiones e incomodidades por hacer valer a la verdad. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia

Una religiosa misionera y un imán en Centroáfrica siendo instrumentos de paz para las comunidades cristianas y musulmanas. Bienaventurados los pacíficos.

Bienaventurados los que lloran porque serán consolados. Un sacerdote recibió en una reunión una palabra:” Mi amigo tenía una viña que la cavó, la entresacó pero no le dio uvas sino agrazones “.Aquel religioso y sacerdote músico nos dio su testimonio: durante días en la oración experimentaba lágrimas continuas de curación y sanción hasta sentirse liberado y sanado. . Un abad cisterciense cuenta en una preciosa entrevista que algún día en la noche al salir de su celda se encontraba con un hermano anciano que lloraba y le expresaba así al P.Abad: Me aflige y me duele por no saber si el demonio se condenará definitivamente.Los que lloran serán consolados

Un sacerdote a quien intentaron quemar los mismos enfermos a los que cuidaba se expresaba diciendo. Te doy gracias, Señor, por haberme encontrado digno de sufrir por ti. Hay un pueblo humilde bien dispuesto como dice el profeta Sofonías o unos “cargadores del puerto de Corinto” que han recibido el evangelio  predicado por Pablo.

Las bienaventuranzas no son una serie de mandamientos añadidos, más elevados y exigentes sino el estilo de vida de Jesús y sus discípulos siempre dispuestos a acoger las insinuaciones del Señor de la vida.

Señor, concédenos amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda a todos los hombres.

Señor, reanimados por los dones de la salvación que el pan de la vida eterna nos haga crecer continuamente en la fe verdadera.

Que estas ofrendas, signo de nuestra servidumbre, al ser aceptadas por ti se conviertan para tu pueblo en sacramento de vida y redención. 

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