DECIMOSÉPTIMO DOMINGO ORDINARIO

DOMINGO DECIMOSÉPTIMO DEL TIEMPO ORDINARIO

1ªLct.:Gn.18,20-32:No se enfade mi Señor, si sigo hablando.

Sal.137,1-2ª.2bc-3,6-7ab.7c-8:Cuando te invoqué, Señor ,me escuchaste.

2ªLct.:Col.2,12-14:Os dio vida en Cristo perdonándoos todo los pecados.

Evang.:Lc.11,1-13:Pedid y se os dará

 

ESPERO QUE LA INJUSTICIA NO TENGA LA ÚLTIMA    

                                      PALABRA

Hemos escuchado un primoroso y estimulante  diálogo entre Dios y Abraham por causa de la trágica situación de pecado de dos ciudades, Sodoma y Gomorra, a las que el Señor está decidido a destruir.

La gravedad del pecado, la comprensible cólera de Dios ofendido y el siempre reducido número de inocentes enmarcan esta agónica  intercesión de un hombre de Dios, Abraham. Y éste, ejerciendo un sabio chantaje advierte:¡Lejos de ti tal cosa: matar al inocente con el culpable de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable ¡Un pensador no creyente de nuestros días, Horkheimer ,reflexionando sobre la justicia, el delincuente y la víctima ,afirma que ha de haber redención más allá de la muerte: «La teología es -y lo digo a sabiendas con toda cautela- la esperanza de que esta injusticia que caracteriza al mundo no prevalezca para siempre, de que la injusticia no sea la última palabra, de que el asesino no triunfe sobre la víctima inocente”.

Cincuenta, cuarenta y cinco, treinta…diez…”todos pecaron”, nos dice la carta a los Romanos y el justo inocente “murió por todos”.

Y además el Señor inspira la oración de intercesión: ”Dios, lento a la cólera y rico en piedad.» Acepta encantado ser nuestro abogado e intercesor: ”extiendes tu brazo y tu derecha me salva” ”Señor ,tu misericordia es eterna”.

Jesús es ahora el Intercesor Sumo ante al Padre: sepultados y resucitados por el bautismo quitó nuestros pecados, perdonándonos y clavándolos en la cruz como nos dice el fragmento de la carta a los Colosenses.

Jesús en el evangelio nos enseña a orar a pedir: «venga tu reino…danos el pan de cada día…perdónanos…no nos dejes caer en la tentación».

En este tiempo el hombre tiene la sensación  o piensa que lo que no pueda conseguir la ciencia y la técnica no puede esperarlo de Dios.Sin embargo es importante y oportuna la oración de petición como Jesús nos enseña en el evangelio.

El Señor  nos introduce en el corazón de Dios  a quien llama y quiere que llamemos Padre. Lo compara con un amigo a quien, en ocasiones, podemos importunarle. Más todavía nos dice que es como un Padre que no puede dar un escorpión  o una cosa mala a sus hijos. Y aquí se suscita la retahíla de nuestras elucubraciones cuando las cosas nos salen mal o no salen como deseamos o nos ocurren cosas que nos afligen ¿Dónde está Dios?¿Por qué no me escucha y me atiende? Aún entonces, Jesús nos insta a suplicar, a pedir. Como a veces nos sabemos qué pedir o cómo pedir Jesús dice: pide el Espíritu Santo .S. Pablo dice que «El Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra debilidad» pues no sabemos pedir.

Ahora con la iglesia: «multiplica los signos de tu misericordia» ,para que «sirviéndonos de los bienes pasajeros nos adhiramos a los eternos». Que estos santos misterios donde tu Espíritu actúa eficazmente santifiquen nuestros días y nos conduzcan a las alegrías eternas»

 

 

 

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