VIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO ORDINARIO

DOMINGO VIGÉSIMO SEGUNDO ORDINARIO

 

1ªLct.:Jr.20,7-9:La Palabra del Señor se volvió oprobio para mí

Sal.62,2.3-4.5-6.8-9:Mi alma está sedienta de ti,   Señor, Dios mío

2ªLct.:Rm.12,1-2:Ofreceos vosotros mismos como sacrificio vivo.

Mt.16,21-17:El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo y me siga

 

La explicación que Jesús da a sus discípulos de “tener que subir a Jerusalén y padecer mucho  por parte de senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al  tercer día” y la reprimenda dirigida a Pedro, nos señala el profundo realismo de su identidad personal.

Se puede apreciar cómo Jesús asume en su vida la voluntad del Padre, lo que supone vivir la condena, el rechazo de las autoridades religiosas, la pasión,  la cruz y la muerte.

Ante toda tentativa de negar la humanidad de Jesús, la Encarnación del Verbo, estas palabras ponen de relieve que Jesús es hombre. Ya les había dicho que no dijeran a nadie que Él era el Mesías por temor a confusiones sobre su identidad. Ahora no les impone silencio sino les explica, les habla claramente de quién es y a dónde va.

En este fragmento evangélico que ha sido proclamado se superponen dos imágenes del Mesías que laten ya en el A.Testamento: el Siervo doliente y el Hijo del Hombre que viene con poder. En lo que dice y hace apreciamos esta identificación con el Siervo doliente.

Los apóstoles, los amigos de Jesús, bien que se sentirían orgullosos de acompañar a aquel hombre que tantos signos y prodigios hacía, que era bien visto por el pueblo.

Pero Jesús va directamente al meollo de su misión y la de sus discípulos: ”quien quiera ser mi amigo, tome su cruz  y me siga, Se ha de desposeer, despegar y me ha de  seguir. Dar la vida ,entregarse.

La cruz de Jesús es revelación ,revela a Dios y a los hombres. Cómo es Dios y cómo somos los hombres. La filosofía griega preanuncia esta idea: el gran filósofo Platón se pregunta  cómo podría obtenerse en ese mundo un hombre completamente justo. La justicia de un hombre sólo llega a la perfección cuando él mismo asume la apariencia de injusticia sobre sí mismo. El verdadero justo es el que en este mundo es el incomprendido y el perseguido. A todo cristiano impresiona profundamente  ese texto 400 años antes de Cristo. Cuando apareció el justo por excelencia fue crucificado y ajusticiado y nos dice despiadadamente quién es el hombre que escarnece, azota al amante. La verdad del hombre su carencia de verdad. Mas la cruz no sólo revela al hombre, sino a Dios. En el abismo de la repulsa humana se manifiesta más aun el abismo inagotable del amor divino. ”Los amó hasta el extremo” ,en expresión de S.Juan y que retoma la Plegaria Eucarística IV en el relato de la consagración.

Rechazamos el aspecto doloroso de la vida, pensamos en clave de confort, y bienestar aunque tarde o temprano nos damos de bruces con el dolor

Todos los días los medios de comunicación nos ofrecen sucesos dolorosos de muertes violentas. En estos días estamos celebrando el duodécimo  aniversario del accidente aéreo en Madrid.¡Cuánto dolor en las familias que han perdido seres queridos. Dolor de los que fallecieron, de los responsables de la empresa.Lamentamos en estos días la muerte de los contagiados por el coronavirus, de los entierros sin poder hacer convenientemente  los duelos .Y al tiempo el  dolor de los que han abrazado el dolor: Policías, bomberos, personal sanitario…,médicos,sacerdotes…Ante tanto dolor: o desesperación o esperanza activa dando amor y mirando a Jesús doliente: “al que traspasaron” pero también el que transfigurado, dijo: “todo se cumplirá…”y al tercer día resucitará”

Dejemos que la Palabra de Dios “sea para nosotros fuego ardiente”, que como a Jeremías nos alimente y nos afecte tanto que exclamemos: ”intentaba contenerla y no podía”. O con el salmista: ”mi carne tiene ansia de ti como tierra reseca, agotada sin agua”,” me saciaré como de enjundia y de manteca y mis labios te alabarán jubilosos”, ¡Oh Dios tu eres mi Dios ,por ti madrugo¡

Al mismo tiempo que recibimos la Palabra que revela a Jesucristo y su misión,interiorizamos las palabras de S.Pablo: “presentad vuestros cuerpos, vuestras vidas, vuestras personas ,como hostia viva, santa, agradable a Dios; transformaos por la renovación de la mente para discernir lo que es voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto”.

“Siembra, Señor en nuestros corazones el amor de tu nombre para que nuestra vida sea más religiosa”. “Que se cumpla por tu poder lo que celebramos en estos misterios”.

“Saciados con el pan del cielo te pedimos, Señor, que el amor con que nos alimentas fortalezca nuestros corazones y que nos mueva a servirte en nuestros hermanos.

 

 

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