DOMINGO VIGÉSIMO CUARTO ORDINARIO
1ªLct:Ex.32,7-11.13-14:El Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado
Sal.50,3-4.12-13.17 y 19:Me pondré en camino adonde está mi padre.
2ªLct:Tim.1,12-17:Jesus vino al mundo para salvar a los pecadores.
Evangelio. Lc.15,1-32:Habrá alegría en el cielo por uno solo pecador que se convierta
LA ENTRAÑABLE MISERICORDIA DE NUESTRO DIOS
En el libro del Éxodo se nos narra uno de los encuentros de Dios con Moisés que actúa de intercesor ante Dios en favor de su pueblo. Después de recibir una reprimenda por su idolatría: «Anda, baja del monte que se ha pervertido tu pueblo, el que tu sacaste de Egipto. Pronto se ha desviado del camino que yo les había señalado», Moisés poniéndose de parte del pueblo, recurre a un-digámoslo así-chantaje:¿Por qué Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta?…»Moisés acude al mundo de los sentimientos para despertar la debilidad de Dios:»¿Cómo vas destruir a tu pueblo que es tuyo, que es tu elegido?
Moisés recibe una gran revelación, pues el Señor a veces airado, celoso, es «rico en misericordia»: «se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo». Nosotros que confesamos «la comunión de los santos», «la comunión con la Stma Trinidad», «la comunión con las cosas santas: Escrituras, Sacramentos, gracia», vivimos en comunión con aquellos que han recibido la gracia de la salvación, las cosas santas. Estos son santos: los cristianos, el pueblo santo en que conviven justos y pecadores» y por eso somos intercesores unos por otros. Vosotros, dice un espiritual de nuestros días, «cuando estéis ante el Señor poneos de parte de los hombres y cuando estéis ante los hombres poneos de parte de Dios». «Que Dios pueda perdonar no significa que se haya convertido en un abuelito o indiferente. Dios perdona al hombre pero no en contra de su obstinación. Solamente puede recibir respuesta el ansia viva del perdón. Y este ansia viva del perdón tiene una forma muy concreta: la disposición al perdón y al amor»(Ratzinger,Palabra en la Iglesia,pp.93-94)
Así es el tono de S.Pablo, dirigiéndose a Timoteo. Primero se reconoce blasfemo, perseguidor y violento que recibe la compasión de Dios «porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía» y recibe también la revelación de «Jesús que vino al mundo para salvar a los pecadores» y ahora es decidido ministro para anunciarlo. También esta palabra nos impulsa a ser intercesores en favor de los hombres para lo que necesitamos un sumo grado de paciencia y fe en Jesús «que se compadeció de mi, para que en mi, el primero, mostrara Cristo toda su paciencia y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna».
Jesús en el evangelio recurre de nuevo a las parábolas ,muestra la vicisitudes del hombre descarriado, desnortado, lejos de Dios, lejos de sí mismo y de su familia, hecho una miseria pero con la nostalgia interior de un centro, de una vida, de una casa familiar.
Y al mismo tiempo la nostalgia de Alguien más fuerte y amoroso que él mismo. Jesús muestra el rostro de Dios Padre misericordioso que pone su corazón en nuestra miseria(S.Agustín)Una leyenda refiere que a un hijo desviado le propusieron traer el corazón de su madre ,colmo de su desvarío y depravación ,y después de envolverlo en un paño corrió enloquecido y tropezando cayó al suelo desde donde escuchó la voz de su madre: :»¿Te has hecho daño, hijo mío?» .Es como decir :el amor es más fuerte que el mal y la muerte. La madre, los seres queridos, Dios, no desesperan y son misericordiosos.
Mas también Jesús que nos muestra el corazón desviado del hombre pecador, que nos hace una analítica de sus impulsos y deseos, de su sicología o conducta, que nos muestra a Dios Padre misericordioso como un terapeuta, no pierde la ocasión para señalar la psicología o conducta humana de quien aparentemente no se ha ido de la casa del Padre pero mantiene sus reservas y resentimiento. Es la sombra que acompaña al hijo mayor y es la sombra que nos acompaña a nosotros.
Todos somos fotografiados también en el hermano mayor que se siente dominado por el resentimiento. Jesús también le dirige a la zona de nuestros repliegues egoístas y resentidos, de nuestros méritos.
Un autor espiritual de nuestros días H.Nowen en su libro «El regreso del hijo pródigo», al contemplar el cuadro de Rembrandt en el museo de San Petersburgo, resume así la parábola: «El núcleo del cuadro de Rembrandt son las manos del padre. En ellas se concentra toda la luz; a ellas se dirigen las miradas de los curiosos; en ellas la misericordia se hace carne; en ellas se unen perdón, reconciliación y cura, y a través de ellas encuentran descanso no sólo el hijo cansado sino también el anciano padre. Me sentí atrapado por aquellas manos desde el primer momento que vi el cartel en la puerta del despacho de Simone. No entendía bien por qué. Pero poco a poco, con los años, he llegado a conocerlas. Me han sostenido desde el momento mismo de mi concepción, me dieron la bienvenida el día en que nací, me sostuvieron cerca del pecho de mi madre, me alimentaron y me dieron calor. Me han protegido en momentos de peligro, y me han consolado en momentos de dolor. Me han dicho adiós y me han dado la bienvenida. Estas manos, son las manos de Dios. También son las manos de mis padres, profesores, amigos, curadores y todos aquellos que Dios ha puesto en mi camino para recordarme lo seguro que vivo.»
«En cuanto me di cuenta de que las dos manos eran diferentes, se abrió ante mí todo un mundo nuevo de significados. El Padre no es sólo el gran patriarca. Es madre y padre. Toca a su hijo con una mano masculina y otra femenina. él sostiene y ella acaricia.él asegura y ella consuela. Es, sin lugar a dudas, Dios, en quien femineidad y masculinidad, maternidad y paternidad, están plenamente presentes. Esta mano derecha suave y tierna me hace recordar las palabras del profeta Isaías: ¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas. Pues aunque esas llegasen a olvidar yo no te olvido. (Is 49,15-16)»
Jesús dirigiéndose a los fariseos que alardean de ser cumplidores de la ley para obtener beneficios o méritos ante Dios, El es gracia, amor que pide de nosotros la misma gratuidad. Sta Teresa del Niño Jesús no se sentía gran pecadora pero oraba por los pecadores pues la gran misericordia de Dios para con ella era haberla prevenido del pecado.
«Señor, míranos, para que sintamos el efecto de tu amor, concédenos servirte de todo corazón». «Que la oblación que cada uno ofrece en tu honor de tu nombre sirva para la salvación de todos» Que la acción de este sacramento penetre en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu para que sea su fuerza y no nuestro sentimiento, quien mueva nuestra vida»