DOMINGO VIGÉSIMO PRIMERO DEL TIEMPO ORDINARIO
1ªLct.:Is.66,18-21:Traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones
Sal.116,1.2:Id al mundo entero
2ªLct:Hb.12,5-7.11.13:El Señor reprende a los que ama
Evangelio: Lc.13,22-30:Vendrán de Oriente y Occidente a la mesa del reino
QUE TODOS LOS HOMBRES SE SALVEN Y LLEGUEN AL CONOCIMIENTO DE LA VERDAD
El fragmento de la profecía de Isaías que hemos escuchado, dirigido al pueblo querido de Dios, el pueblo elegido, nos llama la atención sobre otra nota o dimensión de Yahvé, Dios Salvador de Israel. Se nos revela que además es Dios de todos los pueblos, superior a todos los dioses: ”Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua, vendrán para ver mi gloria” Junto a la particularidad del Dios de Israel, la universalidad de Dios que “despachará supervivientes y anunciarán mi gloria a todas las naciones”.
“Yo soy el que soy”, El invisible a quien Moisés descalzo, percibe en la zarza ardiente que no se circunscribe a un lugar, que manifiesta su gloria en el Arca de la alianza y camina con su pueblo hasta el exilio “es superior a todos los dioses” .”El cielo proclama la gloria de Dios ,el firmamento pregona la obra de sus manos…Sin que hablen sin que pronuncien a toda la tierra alcanza su pregón” ”Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos” ”¿Qué Dios hay tan grande como nuestro Dios?”
A Jesús en el evangelio proclamado alguien, parece que ilustrado, entendido o preocupado en los asuntos que Jesús trae en su evangelización pública, le formula una pregunta curiosa. ”¿Serán pocos los que se salven? Jesús no responde a tal curiosidad morbosa sino que dirige al reportero a lo sustancial y esencial de la vida de relación con Dios: ”Esforzaos por entrar por la puerta estrecha” La alegre noticia de la buena nueva de la salvación no está reñida con la seriedad de la predicación. La pedagogía de los padres y de los docentes ha de ser sazonada con el esfuerzo y la exigencia.» Aceptad la corrección porque Dios os trata como como a hijos»
Un articulista, este verano, titula : “A la caza del turismo espiritual”. ”Les das el poder de destruirte”. Un guiso con ingredientes pseudocientíficos y pseudoerapéuticos que exigen una fe humana “a prueba de fuego”. Es decir se quiere vender y comprar un producto, una panacea ,que cure todos los males ,pero desenfocado del anhelo profundo de Dios que lleva todo hombre y que sólo puede colmar quien gratuitamente lo ha creado y puede redimirlo y salvarlo
Jesús pone de relieve que no es garantía de salvación pertenecer a una raza ,una familia, nación o cultura o religión: ”hemos comido ,bebido contigo y has hablado en nuestro pueblo”. Asoma la libertad y la responsabilidad, la seriedad y la exigencia para el creyente.
“Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”(1ªTm.2,3-6) .”«Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea»(Hch.10.34-38).
No sabemos los caminos que Dios tiene para llegar a todos los hombres. Sabemos que Dios se ha manifestado en Jesucristo que es «el Camino , la Verdad y la vida»(Jn.14,6) .Y este es el fundamento del impulso misionero: Id y predicad a todas la naciones el evangelio»
Al leer el evangelio notamos como una tensión entre la gracia desbordante de la salvación y la ética, es decir la instancia de Jesús que pide: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”. Un teólogo luterano, Dietrich Bonhoefer, gran testigo cristiano, nos refiere que no puede tratarse de una “gracia barata”.
Siempre miramos al evangelio que pone la nota ,en todo caso, de la misericordia
«Señor que unes los corazones de tus fieles en un mimo deseo; inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas en medio de las vicisitudes del mundo nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría» .Lleva a plenitud la obra salvadora de tu misericordia( polo de la gracia y del don ) «condúcenos a perfección tan alta y manteneos en ella de tal forma que en todo sepamos agradarte( polo de la exigencia y responsabilidad del creyente)».