TERCER DOMINGO DE CUARESMA

III DOMIGO DE CUARESMA

NO CONVIRTÁIS LA CASA DE MI PADRE EN UN                                                MERCADO

 

1ªLct.:Ex.20,1-17:La ley fue dada por Moisés

Sal.18,8.9.10.11:Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

2ªLct.:1ªCo.1,22-25:Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los griegos pero para los llamados a Cristo: fuerza y sabiduría de Dios.

Evangelio: Jn.2,13-25:Destruid este templo y en tres días lo levantaré.

La entrega del Decálogo o los diez mandamientos al pueblo de Israel es un ejercicio de la revelación o comunicación de Dios y “su voluntad” que se inicia con uno aserto fundamental y celoso: “Yo soy el Señor tu Dios que te saqué de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mi” que excluye la idolatría y el uso del nombre de Dios en falso así como el descanso del sábado” Una segunda sección de mandatos referidos al prójimo en sentido negativo pone también de relieve cómo también el Señor se siente afectado cuando es herido en la injusticia y maldad contra el prójimo. El sábado como día dedicado al Señor, al culto ,incluye el descanso de toda la creación y el silencio de toda maldad e injusticia. Por eso con el salmista: “La ley del Señor es perfecta y descanso del alma, el precepto del Señor instruye al ignorante””la norma del Señor da luz a los ojos”

La actividad pública de Jesús predicando con autoridad el Reino de Dios y realizando signos de curación sorprende y cautiva a cuantos le escuchan. Acuden de muchas partes  con los enfermos para que los cure y a estas acciones de poder el evangelista S. Juan las denomina SIGNOS.

Junto a esta corriente de simpatía en torno a la persona de Jesús que además “puede perdonar los pecados , curar en sábado y corregir la ley de Moisés”,suscita una animadversión hacia él en las autoridades religiosas .El mismo se convierte en SIGNO de contradicción

Los relatos evangélicos que nos muestran la cercanía, misericordia, la compasión y la paz  de Jesús hoy en este fragmento del evangelio de S. Juan lo contemplamos airado, como fuera de sí, usando de la violencia con los que  mercadean en el templo.

Los cambistas  proporcionaban a los peregrinos monedas y victimas requeridas para las ofrendas. Este era uso legítimo pero daba lugar a abusos.

Con este Signo llamativo Jesús denuncia una grave actitud en la vida de los hombres: NO CONVIRTÁIS EN UN MERCADO LA CASA DE MI PADRE.

El templo de Jerusalén era una de las grandes instituciones sagradas del pueblo judío. Ahora Jesús proyecta sobre sí mismo la imagen del templo de Dios. El es el Hijo de Dios. El es el templo de Dios que las autoridades destruirán pero que el Padre al tercer día reconstruirá “resucitándolo de entre los muertos”

Nuestro mundo, la sociedad humana es como un mercado, un tejido de relaciones en que los hombres para vivir se interrelacionan, comercian, intercambian bienes y objetos de consumo. Realizan una actividad  ordinaria y necesaria para vivir .En sí misma es legítima.

Si embargo nuestras relaciones humanas, a veces están atravesadas por la injusticia, la mentira, la trampa, el abuso y se pone de manifiesto  que  los derechos de Dios y de los hombres son maltratados provocando en el corazón del creyente una ira justa.

La denuncia de Jesús va directamente al corazón del hombre, templo de Dios de donde surge también todo desorden y pecado .Esta confrontación con las autoridades religiosas  ,en este caso por razón del templo, va conduciendo a Jesús hacia su fin:”El Hijo del hombre ha de subir a Jerusalén, ser juzgado y condenado, morir y al tercer día resucitar”

También encontraremos resistencia, oposición y hasta persecución en la vivencia y en la oferta de los valores cristianos expresados en los “mandatos del Señor que son rectos y alegran el corazón”. También hoy podemos constatar que Jesucristo continúa siendo “escándalo y necedad” pero fuerza y sabiduría de Dios para cuantos creen en El.

Que cada uno de nosotros como a los apóstoles   “nos acordemos de lo que había dicho Jesús y demos fe a la Escritura y a su palabra”.

Mientras el Señor acepta nuestras penitencias como remedio a nuestros pecados y nos restaura con su misericordia, le pedimos que se haga realidad en nuestra vida lo que recibimos en este sacramento, pan del cielo y prenda de salvación”

En este domingo de Caritas volvemos a pensar en los hermanos que necesitan ayuda. El lado penitencial de nuestro camino cuaresmal se llama hoy limosna

 

 

 

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