SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

 

1ªLct.:Apocalipsis 11,19ª;12,1-6.10ab:Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal

Sal.44,11.12ab.16:De pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro

2ªLct.:1ªCo.15,20-26:Cristo como primicia ;después todos los cristianos

Evangelio: Lc.1,39-56:El poderoso ha hecho obras grandes por mi.

 

Desde los primeros momentos del cristianismo la figura de María adquiere relevancia en la piedad cristiana. Los santos padres nos han regalado homilías bellísimas sobre la Virgen y algunas especialmente dedicadas al Tránsito, Dormición o Asunción de María al cielo.Y es que María es la mejor defensa contra las herejías o errores acerca de su Hijo Jesucristo.

La maternidad divina de María por obra del Espíritu Santo va asociada al misterio de la divinidad de Jesús Hijo de Dios Padre e Hijo de María en su humanidad, pues se encarnó en sus entrañas por obra del Espíritu Santo.. Jesús, Dios y hombre verdadero , Salvador, Mediador entre Dios y el hombre.

María revestida de la gracia de su Inmaculada Concepción, su Virginidad y Maternidad divina está asociada al misterio de su Hijo, y al camino de su Hijo que cumple la voluntad  del Padre

Por eso al ser madre de Cristo, Cabeza, es madre de los miembros del cuerpo de su Hijo, la Iglesia. Es madre de los creyentes porque es modelo y tipo de  la mujer creyente, abierta a la obra de Dios que sigue tan de cerca a Jesús y la encontramos al pie de la cruz.. Allí mismo en Juan, Jesús la entrega: He ahí a tu madre.

Si «estos son mi madre y mis hermanos: los que cumplen  la voluntad de Dios», María ha colmado las exigencias de verdadera discípula de su Hijo. Por eso la mejor tradición de la Iglesia siempre ha creído  en el Tránsito, Dormición o Asunción de María a los cielos, “sin experimentar la corrupción del sepulcro”, como don o gracia de su Hijo resucitado, vencedor de la muerte y primicia de los que resucitarán.

El 1 de noviembre de 1950 en la Constitución apostólica Munificentissimus Deus, Pío XII declara y define ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios ,siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre fue Asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial.Junto a Jesús  resucitado, vencedor sobre la muerte celebramos a María que sido elevada a la gloria de Dios.

La celebración de este misterio de María en su Asunción ilumina, vivifica y recupera nuestra memoria de que también nosotros somos hijos de Dios y que nuestra aspiración  es ver cara a Cara a Dios, es “resucitar con Cristo”.

Tantas cosas hermosas en nuestra vida que nos llenan de fiesta, alegría y plenitud, se sienten amenazadas por la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, la máxima frustración de la vida. Todos soñamos y anhelamos una vida plena. Pues con Jesús resucitado que ha coronado a su Madre en la Asunción ha oradado el mundo del dolor y oscuridad y nos da la esperanza de un “cielo nuevo y una tierra nueva”

Que al pensar y celebrar este misterio de María suscite el Señor en nosotros el salto de alegría como Juan en el vientre de Isabel porque «nos somos inundados de Espíritu Santo». Que al proclamar la gloria de Dios» se alegre mi espíritu en Dios mi salvador» «porque el Poderoso ha hecho obras grandes» por María

Así que: «aspirando a las realidades divinas lleguemos participar como ella de su misma gloria en el cielo. Señor,» haz que nuestros corazones  abrasados en el amor, vivan siempre orientados hacia ti», y «que por su intercesión lleguemos a la gloria de la resurrección».

 

 

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