QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

                   QUINTO DOMINGO DE CUARESMA

1ªLct.:Isaías 43,16-21: Mirad que realizo algo nuevo.

Sal.125,1-2ab.2cd-3.4-5.6.:El Señor ha estado grande con nosotros  y estamos alegres.

2ªLct.:Filipenses 3,8-14:Todo lo estimo pérdida comparado con Cristo.

Evangelio: Juan 8,1-11:El que esté sin pecado que le tire la primera piedra.

 

  VETE EN PAZ Y NO PEQUES MÁS

 

El profeta Isaías, aludiendo al libro del Éxodo 14,16-21 y recordando la poderosa intervención del Señor que domina el ímpetu del mar y abre un camino a su pueblo y sepulta a los guerreros egipcios, ofrece a su pueblo una esperanza aún más viva :”No recordéis lo antiguo, mirad que hago algo nuevo. Ya está brotando, ¿no lo notáis?» Esta nueva realidad, nueva creación ,tiene visos de un mundo reconciliado pues ”me glorificarán las bestias del campo” y abundante vegetación con agua de vida que calme la sed propiciará también que “el pueblo que yo formé proclamará mi alabanza” :”El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. A estas alturas del tiempo cuaresmal, tiempo de ayuno, oración, limosna, escucha de la palabra ¿cómo resuena en mi corazón este “mirad que realizo algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notáis?” Con el salmista también hemos orado: ”los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares”. ¿Estimamos que el Señor también nos acompaña en las oscuridades y tribulaciones? También con el salmo 33,en estos días hemos orado: «El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos”. En todo caso, elevemos ardientemente esta súplica:” Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb, una tierra desierta que al paso del agua torrencial deja una espléndida vegetación.

Después de tantos avatares sufridos por el apóstol Pablo en su misión con los gentiles, esta es su convicción: ”ganar a Cristo no con mi justicia, sino con la que viene de la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe”. Dios,  gratuitamente en su Hijo Jesús, nos ofrece la salvación y lo que tenemos que hacer es creer, aceptar, apropiarnos de este don. S.Pablo tenía la convicción de que no es con la ley, el esfuerzo, el mérito propio cómo se alcanza la salvación que es don gratuito de Dios. Esta es la justicia de Dios :la misericordia. Después de sus correrías ¡que grandiosa su confianza: ”todo lo estimo pérdida con tal de llegar al conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor”. Su premio: Jesucristo mismo , su cielo: Jesucristo”. ¡Verdad que merece la pena leer y meditar muchas veces este pasaje de la carta a los Filipenses 3,8-14¡San Pablo no oculta que “para conocerlo a Él y la fuerza de la resurrección”, vive en comunión con sus padecimientos, ”muriendo su misma muerte”. Y cada día, hermanos a través de nuestra actividad diaria, con su carga penitencial, vivimos este misterio de Cristo.

Hoy a Jesús en el evangelio lo apreciamos frente a la miseria de una mujer adúltera desplegando la misericordia. Ante la avalancha de la maldad disfrazada de justicia y derecho ,ante el torbellino de unos potentes acusadores, dispuestos a apedrear a aquella mujer, aplicando la ley de Moisés, Jesús con la parsimonia de un sabio escrutador de corazones penetra en la intimidad de aquellos hombres con finura y energía exquisitas. Creando un muro de contención invisible, se pone a garabatear en el suelo esquivando los dados envenenados que lanzan contra él y la mujer. Y Él con tanta dignidad sentencia :»El que esté libre de pecado que lance la primera piedra” .Se fueron escabullendo y tampoco el condenó a la mujer sino que la liberó del peso del mal y del pecado. Y al liberarla y perdonarla, le dio la gracia de vivir con la dignidad de hija de Dios llamada a dar frutos de caridad.

El camino del bien, de la gracia, de la acción de Dios a favor de los hombres, no es clamoroso, espectacular u opresor sino un camino de amor, de servicio, de sencillez y a veces intensamente doliente. Es el camino de Jesús que “cuando llegue su hora” se entregará como cordero llevado al matadero: ”se sometió incluso a la muerte y muerte de cruz y por eso Dios le dio el nombre sobre todo nombre”

Señor, que tu gracia nos ayude para que vivamos del mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo” “Tú nos has iniciado en la fe cristiana, purifícanos por la acción de este sacrificio” ”Que

nos cuentes siempre entre los miembros de Cristo cuyo cuerpo y sangre hemos recibido”    

 

 

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