DECIMOQUINTO DOMINGO

DOMINGO XV DE TIEMPO ORDINARIO

1ª Lct.:Amós 7,12-15:Ve y profetiza a mi pueblo
Sal.84,9ab-10.11.12..13-14.:Muéstranos ,Señor, tu misericordia
2ªLct.:Efesios 1,3-14:Nos eligió antes de crear el mundo
Mc.6,7-13:Los fue enviando

Si Jesús había dicho a Andrés, Santiago y Juan que el Hijo del Hombre no tenía donde reclinar la cabeza…si Jesús era el hombre libre que iba de un sito a otro anunciando el evangelio del reino, ahora les envía a sus discípulos de dos en dos con libertad y disponibilidad total. En unos sitios les reciben y en otros no y a los que les reciben les da un signo: la paz.
Luego ellos anuncian el evangelio de la conversión y del Reino de Dios  con signos y prodigios. Con Jesús, la buena noticia del Reino es acompañada por signos que indican que Dios está aquí amando, curando, consolando. Los discípulos también atestiguan los signos de curación que acontecen cuando se predica el Reino
Como cada domingo nos reunimos para actualizar la presencia de Jesús resucitado que nos da qué pensar; nos da su Espíritu y nos recuerda.:yo estoy con vosotros.
Cuando Juan pablo II el 22 de octubre de l1978 inauguró su pontificado dijo: No tengáis miedo, abrid las puertas a Cristo, el mundo se conmovió. Esta palabra la retomó Benedicto XVI en la inauguración de su pontificado y dirigiéndose a los jóvenes: Cristo no quita nada, absolutamente nada, lo da todo y dirigiéndose a los hombres de estado les dijo :Cristo no quita nada ,lo da todo. Os quita la mentira, la injusticia, el enriquecimiento injusto.
Recordamos lo que dice S.Pablo:”En Cristo hemos sido llamados a ser hijos de Dios santos e irreprochables , a ser eternos.””El nos ha destinado en la persona de Cristo-por pura iniciativa suya-a ser hijos en su querido Hijo”.Él nos ha elegido para ser alabanza de su gloria para participar en la libertad de los hijos de Dios que en la ciudad eterna,en la nueva Jerusalén son bienaventurados cantando y alabando al Padre y al cordero:»Santo,Santo es el Señor…¡
Nos envía al mundo a realizar los signos de su reino: justicia, fraternidad, paz.
Pero no recuerda: Mi reino no es de este mundo y nosotros rezamos: venga a nosotros tu Reino. Por eso nuestra oración de súplica  espera recibir como don y gracia :”rechazar lo que es indigno del nombre cristiano y cumplir cuanto en él se significa”,”crecer continuamente en santidad” y que “al celebrar el sacramento de la Eucaristía acrecentar en nosotros el fruto de la salvación”

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