FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

1ªLct.:Is.42,1-4.6-7:Mirad a mi siervo a quien prefiero

Sal.28,1ª.2.3.ac-4.3b y 9b-10:El Señor bendice a su pueblo con la paz.

2ªLct.:Hechos 10,34-38:Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu Santo.

Evangelio: Lc.3,15-16.21-22:Después del bautismo de Jesús el cielo se abrió.

 

Recurramos a nuestra imaginación para contemplar una multitud ingente que acude a escuchar a Juan, hombre austero que anuncia y denuncia: Convertíos, raza de víboras…

De pronto seguimos la pista de Jesús quien de incógnito se acerca para ser bautizado como los demás.

Aquel plano humano se ilumina, se vuelve trascendente: Juan ve bajar al Espíritu Santo sobre Jesús y oye una voz: Tú eres mi Hijo ,el amado, el predilecto.

Jesús, el Hijo de Dios, ungido en la eternidad con el Espíritu Santo, ungido en la encarnación en el seno de su madre, es ahora ungido, consagrado, enviado en la alegría y gracia del Espíritu Santo.

Públicamente Jesús es señalado como el Santo de Dios para dar una buena noticia. San Pedro en su discurso recogido en los hechos de los Apóstoles lo subraya:”ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo ,pasó haciendo el bien, curando a los oprimidos por el diablo porque Dios estaba con El.”

El bautismo de Jesús es su manifestación pública como Mesías, Cristo, ungido, consagrado que inaugura un tiempo de gracia y salvación. Predicará con autoridad: no gritará, no voceará. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará”(Is.42,1 ss. La presencia del reino de Dios, realizará signos de curación y abrirá los corazones de los hombres a la confianza en el Padre y a la esperanza en un mundo nuevo.”Pasó haciendo el bien”,es la expresión magnifica que usa San Pedro para describir la presencia pública de Jesús.

Los Santos Padres en sus catequesis prolongan la reflexión de los apóstoles y nos entusiasman diciendo que “las aguas bautismales quedaron perfumadas” con la unción de Jesús :”La paloma con la rama de olivo figuró la fragancia del olor de Cristo; ahora el Espíritu Santo al sobrevenir en forma de paloma manifiesta la misericordia del Señor”(Proclo de Constantinopla,serm.7 en a Sta.Teofanía, liturg.horas, vol.1,513)”El Espíritu Santo se cierne sobre las aguas y derramará la enjundia completa del nuevo crisma en la cabeza del Autor de la nueva progenie para que se cumpliera lo que predijo el profeta: Por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros”(Pedro Crisólogo, Serm.160,Liturg.horas I,497)

Todos los que hemos sido bautizados, hemos sido ungidos por el Espíritu Santo y el “amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones” El peso de los días el quebranto de nuestra ingenuidad han ido formando en nosotros un caparazón defensor y es preciso recuperar en anhelo limpio del bien y de la luz. Como el viejo Nicodemo vamos a Jesús de quien sabemos que no podría haber hecho tantas cosas buenas si no hubiera venido de parte de Dios. Y de El escuchamos la palabra:” si no renaciereis del agua y del espíritu no entrareis en el reino de los cielos”

Hoy también puede verificarse en cada uno de nosotros una gran efusión o avivamiento del Espíritu Santo que clama en nuestros corazones: Abba, Padre¡

En el nombre del Señor ,como cuando Pablo se dirigía a Timoteo en II Tm1,6: “ te invito a que reavives el don espiritual que Dios depositó en ti por la imposición de mis manos. Dios no nos dio un Espíritu de timidez sino un espíritu de fortaleza, amor ,buen juicio””Conserva el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros(2Tm.1,14) “Mantente fuerte con la gracia de  Cristo Jesús”(2Tm.2,1).

Que a lo largo de la semana supliques ardientemente: Ven, Espíritu Santo, santifícame, úngeme, transfórmame, conviérteme. Y sentirás que El renueva la tierra y  renueva tu vida.

“Señor, concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, perseverar siempre en tu benevolencia”,”concédenos transformarnos interiormente a imagen de aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad”,”que escuchemos con fe la palabra de tu Hijo para que podamos llamarnos y ser en verdad hijos tuyos”.

 

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