VIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO ORDINARIO

DOMINGO VIGÉSIMO SEGUNDO ORDINARIO-

1ªLct.:Jr.20,7-9:La Palabra del Señor se volvió oprobio para mí
Sal.62,2.3-4.5-6.8-9:Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío
2ªLct.:Rm.12,1-2:Ofreceos vosotros mismos como sacrificio vivo.
Mty.16,21-17:El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo y me siga
Evangelio: Mt.16,21-27:El que quiera venirse conmigo que se niegue a así mismo.

El profeta Jeremías ha terminado de hacernos una confesión íntima y personal, estremecedora. Como profeta(nabi)que habla en nombre de Dios, ha recibido una elección, una vocación: ”Dios lo ha seducido, lo ha atraído, lo ha forzado y vencido”. Pero el ejercicio de esta misión es muy dura y terrible pues ha de gritar:”¡ Violencia ¡¡Destrucción¡ y convertirse en hazmerreir de la gente¡ y entonces la Palabra de Dios se volvía para él oprobio y desprecio. De ahí la horrible tentación: ”No me acordaré de Él, no hablaré más en su nombre”. Quienes conocen muy bien la Biblia, los estudiosos de la misma, nos advierten que resulta rara en la Biblia la expresión de tamaña desesperación. Señalan a Job 3,1:”perezca el día en que nací y la noche en que se dijo:un varón ha sido un concebido…» o en el salmo 88:»¿Por qué Yahvé me rechazas…?¿Por qué ocultas lejos de mi tu rostro?He soportado tus terrores ,ya no puedo más». A pesar de ello el profeta sigue diciendo que «la palabra era en mis entrañas fuego ardiente…intenta contenerla y no podía…»Jeremías mantiene la certeza de que es el Dios de la gracia y en lo más hondo de su angustia lanza un grito de esperanza: «Yahvé está conmigo cual campeón poderoso»(vs.11-12)
Hoy nosotros con sencillez y sinceridad nos acogemos a la fuerza y eficacia de la Palabra de Dios, que como la sal  sazona y conserva sanos los alimentos y  nos escuece y nos molesta.La Palabra de Dios que denuncia nuestra atonía y mediocridad y nos impulsa a gritar y reclamar los derechos de Dios(verdad, justicia, paz) y de las personas especialmente las más débiles. Estos días admiramos la audacia, el valor y el coraje de un obispo español Juan José Aguirre en CentroAfrica, actuando de escudo humano porque unas milicias antibalaka (cristianas) quieren atacar a una comunidad musulmana apostada en la catedral católica. A cada uno de nosotros en nuestro amb iente, sorprendidos y conmocionados por la fuerza de la palabra de Dios, somos renovados en nuestra condición de cristianos ,ungidos, profetas que con enérgica caridad denuncian el mal.
También con el salmista interiorizamos: «Mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti». La relación de Dios con el hombre se desenvuelve en un misterio de plenitud o de tragedia pues a veces el hombre en  su combate interior se rebela ,resiste y rechaza a Dios hasta que atisba como un desenlace final en la que el hombre se siente seducido por el amor Dios y al fin confiesa: «tu gracia vale más que la vida…mis labios te alabarán jubilosos». Seguramente que podamos decir lo que aquel obispo italiano a quien preguntaban por su fe y decía con temor reverencial :»yo soy un humilde ateo que todos los días ensayo ser creyente cristiano».
La gracia de Dios, la abundancia de su amor pide una respuesta también de amor libre y responsable, agradecida por parte del hombre. Por eso S.Pablo que predica el evangelio de la gracia, la locura de Dios que nos justifica, nos hace santos sin tener en cuenta nuestros méritos por la muerte y resurrección de su Hijo, gracia que se adquiere con sólo creer, pide al hombre, al creyente: «presentad vuestros cuerpos como hostia viva agradable a Dios», «transformaos por la renovación de la mente», «discernid lo que es voluntad de Dios lo que le agrada, lo perfecto». Y el el mismo S.Pablo nos dice que todo se concreta en el amor resumen de la Ley los profetas.(Rm.13,8-10)
En el fragmento del domingo anterior, reconocida la fama de Jesús como uno de los grandes profetas y la exaltación y exultación de Pedro: «Tú eres el Mesías el Hijo de Dios» aunque superado por tal confesión, Jesús continúa revelando su identidad con una conciencia vivísima de quién es y cual es su destino: «subir a Jerusalén y sufrir mucho…ser matado y resucitar». Y este es el mismo tono que se mantiene  en Mt 17,12;Mt.17,22-23;Mt 20,17-19 y Lc.13,33:un profeta muere siempre en Jerusalén»…Lc.2,38:la redención en Jerusalén…».Y en Hch.10,40:»A Éste Dios lo resucitó y le concedió la gracia de aparecerse no a todo el pueblo sino a los testigos…»
Ahora Jesús desde su destino asumido con libertad y amor, desentraña la actitud del discípulo que ha encontrado en Él un tesoro inmenso. Como el joyero o especialista en metales preciosos que encuentra uno de finísimo valor y lo vende todo, así pide Jesús a su discípulo: «Si quieres seguirme, toma tu cruz, tu vida, tu existencia y sígueme…»Así de contundentes suenan sus consignas :»Quien quiera salvar su vida ,la perderá, la entregará…Quien pierda su vida por mi la encontrará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Cuando se conoce un poco a Jesús, cuando nos dejamos invadir por el Espíritu Santo, comenzamos a gustar una nueva vida que antes no nos imaginábamos fascinados por otros deseos. Dar y entregar la vida por Dios y por los hermanos, dejarnos liberar de nuestros apegos y deseos fatuos y seguir a Jesús nos permite apreciar y vivir el tesoro ante lo que todo lo demás es relativo. ¿De qué nos servirían todos los apegos a objetos, cosas,posesiones,falsos yo si no siento la plenitud del alma?¿Qué es aquello de lo que estás contento y orgulloso? No lo que tienes sino lo que eres. ¿Qué es lo que te hace sentir feliz?»Todo lo estimo pérdida con tal de llegar al conocimiento de Cristo Jesús que me amó y se entregó por mi»(Flp.3,8)
Los textos Mc.8,34;Lc.9,23-27;Mt.10.38-39;Lc.14,27 y Jn.12,25-26 se colorean con la cruz de Jesús, con perder la vida y seguirle con la promesa de que «vendrá en gloria(Mt.25,31;2Ts.1,7) y darán a cada uno según su conducta, sus obras(Sal62,13;Ez.18,21-23)
Señor, siembra en nuestros corazones el amor a tu nombre, haz nuestra vida más religiosa, acrecienta el bien en nosotros; consérvalo. Estas ofrendas atraigan tu bendición salvadora, que se cumpla por tu poder lo que ahora celebramos en estos misterios. El amor con que nos alimentas fortalezca nuestros corazones y nos mueva servirte en nuestros hermanos.

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