PATERNIDAD RESPONSABLE

MATERNIDAD Y PATERNIDAD RESPONSABLE

Los hijos en el proyecto de matrimonio

INTRODUCCIÓN

Sabemos que la sexualidad en el matrimonio tiene tres funciones básica: la erótica, la comunicativa y la reproductiva. La erótica es la que tratamos habitualmente. La que aparece en los medios de comunicación, en las conversaciones con amigos, etc. Sobre la función comunicativa y unitiva os hablarán (os han hablado) en la en la charla sobre comunicación y diálogo. En esta comunicación nos centraremos en esta última función, aunque ampliando en los conceptos de maternidad/paternidad responsable, de fecundidad del matrimonio y de planificación familiar.
¿Pensáis tener hijos?
¿Cuántos de vosotros pensáis tener 4 o más hijos?
¿Cuántos de vosotros pensáis tener solamente 1 hijo?
¿Y 2 o más hijos?
¿Cuántos hijos creéis que dice la Iglesia que tenemos que tener?

Bueno, hablaremos también, dentro del concepto de paternidad responsable, sobre el número de hijos
Habréis oído ya la frase de Antoine Saint Exupéry: Amar no es mirarse el uno al otro, sino mirar en la misma dirección. Es decir, en este tema, debemos mirar hacia los hijos y hacia la familia.
El día de vuestra boda, durante el escrutinio, una de las preguntas que os hará el sacerdote será:
¿Estáis dispuestos a recibir de Dios responsablemente y amorosamente los hijos y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?
Los novios responden que sí porque de lo contrario no habría matrimonio, pero ¿qué implica verdaderamente esta afirmación? ¿A qué nos estamos comprometiendo ante Dios, nuestras familias y la comunidad?. Aunque la pregunta parece simple, tiene muchas implicaciones que los novios deben discernir antes de su boda.
Todos alguna vez hemos soñado o imaginado cómo serán nuestros hijos. Ellos también deben formar parte de nuestro proyecto de vida en común.
Las primeras preguntas que os deberíais hacer y que deberías contestar, primero individualmente, y después en pareja son:
¿Deseamos realmente tener hijos?
¿Qué razones profundas nos llevan a tomar esta decisión?
¿Qué sentido tiene para mi y para nosotros la familia?
¿Qué tipo de familia deseamos formar?
¿Qué ambiente familiar queremos para nuestros hijos?
¿Cómo queremos formar, educar e instruir a nuestros hijos?
¿Qué valores esperamos fortalecer en ellos?
¿En qué condiciones deseamos tenerlos y criarlos?

El Papa Juan XXIII dijo: Me parece fácil que un padre tenga hijos, pero me parece muy difícil que los hijos tengan un verdadero padre.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que los hijos son un regalo de Dios. Dios los pone en nuestras manos y nuestro gran desafío es educar personas felices, valiosas, con valores y capaces de dar sentido a sus vidas.
Los hijos nos ayudan a crecer. A través de sus ojos vuelves a descubrir el mundo. Todo les maravilla. Los árboles, los animales, la lluvia, la luna… Cosas que por cotidianas nos pasan desapercibidas.
También nos hacen ver nuestras propias limitaciones e incoherencias. Por ejemplo, cuando le decimos que no alce la voz para pedir algo y, seguidamente, cuando está haciendo alguna travesura, lo primero que hacemos es alzarle la voz. Es cuando te das cuenta de lo necesario que es plantearse una educación coherente. Donde lo que decimos y prodigamos es lo que hacemos. Los niños aprenden de lo que ven y no de lo que se les dice.
Nguyen van Thuan en su libro El camino de la esperanza dice: la educación de los hijos es una “escuela de perfección” para los padres. Afirma además, que los hijos tienen una visión crítica: son agudos observadores. Nos obligan a desarrollar nuestro papel con sinceridad ayudándonos así a mejorar.
Y ¿qué es lo que demanda un niño?. Recuerdo que cuando íbamos al ginecólogo, en la sala de espera, había un televisor donde constantemente pasaban vídeos con publicidad sobre todas las cosas que hacen falta para criar y educar a un niño. En las revistas de la sala de espera un tanto de lo mismo. Cuando íbamos a los comercios especializados te daban listas con la cestilla. Si vas a comprar un chupete te dicen ¿cuál quiere?, pues no sé contestas. Ante la avalancha de modelos (silicona, goma, silicona super-turbo, …) te quedas con la boca abierta y dices: déme uno de cada. La cuestión fue que nuestra hija nunca usó chupete.
Te venden alfombras o parques de actividades para que el niño tenga un desarrollo psicomotor adecuado. Miles de juguetes que van a colaborar en el desarrollo del niño.
A la hora de la verdad, el niño utiliza un par de juguetes y se entretiene con cualquier cosa (una caja, las pinzas de la ropa,…).
Lo que sí demanda un niño es tiempo. Quiere afecto, que juegues con el, que estés con el. Quiere correr contigo, reír contigo. Necesita cuidado y atención constante.
En relación con la paternidad podemos identificar diferentes posturas que podríamos sintetizar de la siguiente forma:
Indefinida
Materialista
Egoísta
Pesimista
Esperanzada

La postura indefinida es aquella que poco antes de la boda manifiestan que es un tema que todavía no han tratado, que aún no han llegado a un consenso o incluso que habiendo hablado sobre el número de hijos no se han puesto de acuerdo. Tal vez el hecho de que la mayoría de las parejas se plantean disponer de un período más o menos prolongado de convivencia sin hijos, para “disfrutar” del matrimonio, sea la causa por la cual tratan de diferir en el tiempo la discusión, pensando que el momento de decidir está todavía muy lejos.
La postura materialista es sin duda la más común hoy en día. Aunque es evidente la importancia de la economía familiar en la decisión sobre el número de hijos, parece que la sociedad de consumo en la que vivimos nos influye de tal manera que los ingresos económicos son los que guían en exclusiva nuestra vida. Sin duda el trabajo de ambos cónyuges, la hipoteca a la que hay que hacer frente y los gastos de una casa son elementos condicionantes pero, seguramente, no son los únicos o no son los más prioritarios para nuestro discernimiento.
Las actitudes egoístas son también bastante comunes. Es una actitud similar a la anterior ya que se fundamenta en el materialismo pero, en este caso, la prioridad de la pareja es mantener o incrementar su nivel de vida (mejor vivienda, mejor coche, vacaciones, etc.) en detrimento del número de hijos o, incluso, habiendo decido antes de casarse el no tenerlos.
La visión pesimista es aquella en que pensando en las guerras, la falta de posibilidades económicas, el detrimento experimentado en los niveles de educación y un sin fin de calamidades que afectan a nuestra sociedad, inclinan al matrimonio a decidir no traer niños a un mundo tan caótico.
Por último tenemos la visión esperanzada de algunos novios. Se trata de parejas que, ponderando todas las dificultades, tienen la fe y la esperanza suficientes como para decidir ser padres.

DEFINICIONES SOBRE EL TEMA

¿Cuánto hijos tenemos que tener? ¿Qué dice la Iglesia al respecto? Nadie, ni las modas, ni la sociedad, ni la familia, ni los amigos; deben condicionarnos sobre el número de hijos que vamos a tener. Es una decisión propia e intransferible del matrimonio. Son el hombre y la mujer los que deben formarse un juicio recto sobre esta cuestión. La Iglesia tampoco nos va a decir el número de hijos que debemos tener. La Iglesia lo que nos dice es que tengamos los hijos que tengamos lo hagamos con responsabilidad humana y cristiana. ¿Qué significa responsablemente? Que la decisión sobre el momento de tener los hijos y sobre el número de hijos a tener debe fundamentarse en criterios objetivos de dignidad. Para ello debemos tener en cuenta el bien de la madre, del matrimonio, de los hijos ya nacidos y de los hijos por nacer (Cfr. GS 50).
La decisión de una madre de traer al mundo un hijo a los 67 años, probablemente está fundamentada en el bien de la madre. Tuvo muchos años de su vida para pensar y con toda certeza ese hijo le hará mucho bien. Ahora bien, si fue el mejor momento para el niño lo dirá el paso del tiempo.
Qué entendemos cada uno de nosotros y cada matrimonio por condiciones de vida dignas es algo que difícilmente podamos llegar a definir. Eso sí, podemos decir que no son condiciones dignas el tener un mejor coche, más juguetes, muchos videojuegos, una casa en la montaña, etc..
Para poder decidir en qué condiciones queremos educar a nuestros hijos debemos discernir sobre las circunstancias de los tiempos y del estado de vida, tanto materiales como espirituales.

FECUNDIDAD

Según nos relata el Génesis Dios nos bendijo y nos dio el mandato de multiplicarnos y de ser fecundos (Cfr. Gen 1:26-28). ¿Qué entendemos por ser fecundos? Muchas veces, esta palabra se relaciona con la procreación. En este caso no es así. Tengamos o no tengamos hijos, tenemos la obligación como matrimonio y como familia de ser fecundos.
Para que nuestro matrimonio pueda considerarse fecundo, además de atender al bienestar de nuestra propia familia, debemos considerar qué actividades podemos desarrollar encaminadas a la ayuda espiritual y material a otras familias (especialmente a las más necesitadas de ayuda y apoyo), a los pobres, los enfermos, los ancianos, los minusválidos, los huérfanos, las madres solteras, etc. Es decir, debemos definir cuál será nuestro apostolado como familia. Porque, de lo contrario, un matrimonio que se encierra en sí mismo, aún teniendo hijos, no debería considerarse fecundo.

ESTERILIDAD / PROBLEMAS PARA LA CONCEPCIÓN / ADOPCIÓN

También nos gustaría hacer una pequeña reflexión para aquellas parejas que llegado el caso puedan tener dificultades para tener hijos. Entre los matrimonios nos encontramos cada vez más con problemas de infertilidad, algo que casi ningún novio lógicamente se plantea. Cuando el matrimonio intenta tener hijos y no puede hacerlo, ve frustrados todos aquellos planes de tener “la parejita”. Comienza para el matrimonio un largo periplo por consultas médicas y visitas a distintos especialistas. Llegados a este punto nos encontramos con que esas ansias o a veces esa obsesión por tener un hijo nos lleva a despreocuparnos por los medios que nos ofrece la ciencia para conseguir nuestro objetivo y nos solemos olvidar del respeto a la vida.
No es nuestra intención profundizar en este tema en un curso de preparación prematrimonial, pero sí queremos transmitir a los novios que si en un futuro deben someterse a cualquier técnica de fertilización deben, previamente, informarse adecuadamente para poder discernir sobre su conveniencia o no, respetando siempre el derecho a la vida y a la dignidad de la persona.
“No son lícitas las técnicas que provocan una disociación de la paternidad por intervención de una persona extraña a los cónyuges (donación del esperma o del óvulo, préstamo de útero) ya que lesionan el derecho del niño a nacer de un padre y una madre conocidos de él y ligados entre sí por el matrimonio” (Cfr. CIC 2376).
Debemos ser concientes de que no todo vale con el fin de llegar a ser padres. Lo mismo ocurre con las adopciones. Es admirable el matrimonio que adopta un niño, tenga o no hijos propios, pero debe asegurarse que dicha adopción se hace con todas las garantías y respeto a la dignidad del niño.

LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS

Decíamos anteriormente que en el escrutinio nos comprometíamos a educar a nuestros hijos conforme a la ley de Dios y de su Iglesia. Esto significa que debemos vivir la vida conforme a nuestras creencias, ser responsables de la formación cristiana de nuestros hijos, ayudarles en la maduración de su fe (Cfr. FC 71).
Esto no lo conseguiremos simplemente bautizando a nuestros hijos, llevándolos a un colegio católicos o acompañándolos “hasta la puerta” de la catequesis de primera comunión.
Desde que nació nuestra hija rezamos con ella. Con menos de dos años reconocía a Jesús, a María a José, le da un beso a Jesús antes de acostarse y dice amén cuando terminamos de rezar. Si queremos educar en la fe, nuestros hijos deben vivir la fe en familia.
Debemos decidir qué valores queremos que se vivan en nuestra familia y tenemos que “hacer vivir” esos valores en nuestro hogar. Si para nosotros es importante la solidaridad, deben ver en nosotros a personas solidarias. Si queremos que sean personas responsables, poco a poco tenemos que darles responsabilidades y aunque se equivoquen apoyarles. Si queremos que sean personas felices debemos amarlos y deben ver en todo momento que sus padres se aman.

PLANIFICACIÓN FAMILIAR

En la vida matrimonial llegará un momento en que decidamos no tener hijos. Es lo que se ha dado en llamar planificación familiar. Es el momento de discernir sobre el método más apropiado para utilizar. Aquí no vamos a hablar de los métodos anticonceptivos en particular. Lo que sí debemos deciros es que consideramos esencial que el matrimonio se informe sobre los diferentes métodos. Parece que sabemos mucho al respecto, pero si vemos algunos estudios, descubrimos que cada año, casi la mitad de todos los embarazos entre las mujeres en Estados Unidos, no son planeados. Alrededor de la mitad de estos embarazos no planeados, 1.3 millones cada año o un 24% de todos los embarazos, son terminados por aborto.
Los abortos en aragonesas se multiplicaron por 10 en menos de veinte años. En 1987 se realizaron 223, frente a los 2.542 que se contabilizaron en 2004. De éstos, sólo 281 se realizaron a chicas menores de 20 años.
Muchas parejas descartan de plano los métodos naturales de planificación familiar desde el desconocimiento. El conocimiento de los métodos naturales no solamente ayudará a los cónyuges a evitar el embarazo, el correcto conocimiento de los ciclos de la mujer también puede ayudar a aquellos matrimonios que tienen dificultades para concebir un hijo. Eso sí, no se aprenden de un día para el otro. Se requiere constancia y conocimiento mutuo.
Muchas personas cuidan su dieta y luego utilizan “química” para evitar embarazos. No todos los métodos tienen la misma efectividad. Podemos pensar, por ejemplo, que los preservativos son infalibles. Sin embargo, si nos informamos un poco sobre el tema, veremos que algunos estudios indican entre las desventajas de los condones que las tasas de embarazos no deseados tienden a ser más altas que con los métodos hormonales debido, en parte, a la rotura ocasional de los mismos o a un mal uso o colocación.

CONCLUSIÓN

Por último, según las estadísticas, por cada 2,3 matrimonios que se producen en España uno se rompen. Lo que significa que de los que estamos aquí, aproximadamente la mitad acabaremos separados. Es muy duro fracasar en el proyecto de matrimonio. Y si fracasamos, fracasa también nuestro proyecto de familia. En nuestras manos está la voluntad de amar, de formarnos y de buscar la ayuda apropiada cuando sea necesario.

FRASES SUELTAS Y QUÉ DICE LA IGLESIA

Los antiguos griegos dieron el nombre de eros al amor entre hombre y mujer, que no nace del pensamiento o la voluntad, sino que en cierto sentido se impone al ser humano. El amor se expresa también con la palabra agapé, que denota sin duda algo esencial en la novedad del cristianismo, precisamente en su modo de entender el amor. Agape hace referencia al amor fundado en la fe (cfr. carta encíclica
Deus Caritas Est, 3-7). En nuestro proyecto de vida en común y de cara a los hijos, amar será una decisión y no sólo un sentimiento.

El aborto mata la paz del mundo… Es el peor enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de destruir a su propio hijo, ¿qué me impide matarte? ¿Qué te impide matarme? Ya no queda ningún impedimento (Beata Madre Teresa de Calcuta).

Cada niño, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios no ha perdido todavía la esperanza en los hombres (Rabindranath Tagore).

El hacer del padre por su hijo es hacer por sí mismo (Miguel de Cervantes Saavedra).

En las cosas necesarias, la unidad; en las dudosas, la libertad; y en todas, la caridad. (San Agustín de Hipona).

Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida (Pitágoras).

Una casa sin niños es una colmena sin abejas (Víctor Hugo).

“Dijo Dios hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza,… y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. 
Y los bendijo Dios, y les dijo: sed fecundos y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla” (Gen 1:26-28).

“Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gen 2:24).

El Papa Juan Pablo II nos dice “El amor conyugal fecundo se expresa en un servicio a la vida que tiene muchas formas, de las cuales la generación y la educación son las más inmediatas, propias e insustituibles” (FC 41).

“Realmente, tomar la decisión de tener un hijo es embarcarse en una aventura maravillosa, de final desconocido y, además, para siempre”. Es una decisión irrevocable y en nuestras manos está el hacerla fructífera, educando a personas felices, valiosas, con valores y capaces de dar sentido a sus vidas. (Cómo elaborar un proyecto en pareja. Isabel Frías y Juan Carlos Mendizábal).

El Concilio Vaticano II pide a los esposos que cumplan su misión de transmitir la vida con responsabilidad humana y cristiana. Los hijos deben ser fruto del amor maduro y responsable de los cónyuges. Corresponde al matrimonio decidir con responsabilidad sobre su fecundidad. Para ello deben esforzarse personalmente, de común acuerdo y ante Dios por formarse un juicio recto.

Para poder decidir en qué condiciones queremos educar a nuestros hijos debemos discernir sobre las circunstancias de los tiempos y del estado de vida, tanto materiales como espirituales y tener en cuenta el bien de la comunidad familiar, de la sociedad temporal y de la propia Iglesia. Este juicio, en último término, deben formarlo ante Dios los esposos personalmente (Cfr. GS 50) pensando siempre que la decisión que tomemos no debe perjudicar a nuestra familia ni al hijo por nacer.

Al hacernos padres, los esposos recibimos de Dios el don de una nueva responsabilidad. Su amor paterno está llamado a ser para los hijos el signo visible del mismo amor de Dios. Sin embargo, no se debe olvidar que incluso cuando la procreación no es posible, no por esto pierde su valor la vida conyugal. La esterilidad física puede dar ocasión a los esposos para otros servicios importantes a la vida de la persona humana, como por ejemplo la adopción o la acogida, las diversas formas de obras educativas, la ayuda a otras familias, a los niños pobres o minusválidos, etc. (Cfr. FC 14).

Debemos vivir la vida conforme a la ley divina en todos sus aspectos, ser responsables de la formación cristiana de nuestros hijos, ayudarles en la maduración de su fe, educarlos en la castidad, prepararlos para la vida preservándoles de los peligros ideológicos y morales por los que a menudo se ven amenazados, insertarlos gradual y responsablemente en la comunidad eclesial y civil, con la asistencia y el consejo en la elección de la vocación y contando con la mutua ayuda entre los miembros de la familia para el común crecimiento humano y cristiano de la familia (Cfr. FC 71).

“No son lícitas las técnicas que provocan una disociación de la paternidad por intervención de una persona extraña a los cónyuges (donación del esperma o del óvulo, préstamo de útero) ya que lesionan el derecho del niño a nacer de un padre y una madre conocidos de él y ligados entre sí por el matrimonio” (Cfr. CIC 2376).

Un hijo no es un “derecho” sino un “don”. El don más excelente del matrimonio es una persona humana. El hijo no puede ser considerado como un objeto de propiedad, a lo que conduciría el reconocimiento de un pretendido derecho al hijo. A este respecto, sólo el hijo posee verdaderos derechos. El derecho de ser el fruto del acto específico del amor conyugal de sus padres, y tiene también el derecho a ser respetado como persona desde el momento de su concepción (Cfr. CIC 2378).

El Concilio Vaticano II afirmó claramente que “cuando se trata de conjugar el amor conyugal con la responsable transmisión de la vida, la índole moral de la conducta no depende solamente de la sincera intención y apreciación de los motivos, sino que debe determinarse con criterios objetivos, tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos, criterios que mantienen íntegro el sentido de la mutua entrega y de la humana procreación, entretejidos con el amor verdadero; esto es imposible sin cultivar sinceramente la virtud de la castidad conyugal” (GS 51).

Pablo VI afirmó, que la doctrina de la Iglesia “está fundada sobre la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador” (HV 12).

“Cuando los esposos, mediante el recurso al anticoncepcionismo, separan estos dos significados que Dios Creador ha inscrito en el ser del hombre y de la mujer y en el dinamismo de su comunión sexual, se comportan como «árbitros» del designio divino y «manipulan» y envilecen la sexualidad humana, y con ella la propia persona del cónyuge, alterando su valor de donación total”. […] “En cambio, cuando los esposos, mediante el recurso a períodos de infecundidad, respetan la conexión inseparable de los significados unitivo y procreador de la sexualidad humana, se comportan como ministros del designio de Dios y se sirven de la sexualidad según el dinamismo original de la donación total, sin manipulaciones ni alteraciones” (FC 32).

En nuestros días, en un mundo frecuentemente extraño e incluso hostil a la fe, las familias creyentes tienen una importancia primordial en cuanto faros de una fe viva e irradiadora. Por eso el Concilio Vaticano II llama a la familia, con una antigua expresión, «Ecclesia domestica» (LG 11; cf. FC 21). En el seno de la familia, «los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y han de fomentar la vocación personal de cada uno y, con especial cuidado, la vocación a la vida consagrada» (LG 11). (CIC 1656).
BIBLIOGRAFÍA

Constitución Pastoral Gaudium et Spes, 1965
Carta Encíclica Humanae Vitae, 1968
Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, 1981
Catecismo de la Iglesia Católica
Frías I, Mendizábal JC. Como elaborar un proyecto de pareja. Madrid, 1994
Carta pastoral sobre el respeto a la vida humana. Arzobispado de Zaragoza, 2004
Carta encíclica Deus Caritas Est, 2005

ANEXO:  tomado  de Internet :  JOSÉ MARÍA IRABURU, El matrimonio en Cristo, EDIBESA nos ofrece estas direcciones sobre  MÉTODOS NATURALES de Regulación de la fertilidad

» En estas relaciones de Centros, médicos o monitores, especializados en métodos naturales de regulación de la fertilidad, pueden darse algunos errores u omisiones, tanto en las referencias de España como sobre todo en las del Extranjero, que deben ser atribuidos a nuestro desconocimiento. Rogamos, pues, que nos comuniquen las correcciones que pudieran requerir las siguientes relaciones.
-Alicante 03007: José Antonio Muñoz Puller, c/ Plaza Navarro Rodrigo 12, bajo (Tfno. 96/592.07.03).
-Badajoz, 06200 Almendralejo: Margarita Jiménez García, c/ La Cruz 1, 3 A y B (Tfno. 924/66.08.49).
-Baleares, 07006 Palma de Mallorca: Candelas Cardero de la Puente, c/ Juan Maragall 37, 1º, 1ª (Tfno. 971/27.41.03).
-Barcelona 08034: Asociación Española de Profesores de Planificación Familiar Natural, Bonaplata 42, 54 – 08034 Barcelona (Tfno. 93/280.56.83 – Fax 93/ 204.72.14).
-Barcelona 08022: Policlínica Tibidabo, Teodoro Roviralta 3 (Tfno. 93/ 418.24.00).
-Barcelona 08013: CODIPLAN, Françoise Soler, c/ Valencia 499 A (Tfno. 93/246.35.81 y 265.14.40 despacho 4-7).
-Bilbao: Centro de Planificación Familiar Natural, Concepción Rodríguez, c/ Diputación 8, 6º, 1ª – 48008 Bilbao (Tfno. 94/ 416.72.12).
-Bilbao 48005: María del Carmen Ruíz Tutor, Plaza Nueva 5, 3º izda, Apto. 8º (Tfno. 94/415.67.90).
-Burgos 09002: María Concepción García Tejerina, c/ San José, planta baja, s/n. (Tfno. 947/26.40.14).
-Granada: M. José y Juan Diego Chica Mestre, 1º Transversal, Paseo de la Bomba, Edificio «La Rojal», Duplex 6 (Tfno. 958/22.69.37).
-Jaén, 23620 Mengibar: M. Dolores Chica Mestre, c/ Travesía de Linares 4 (Tfno. 953/37.11.21).
-La Coruña 15006: Helvia Temprano Alonso, Dpto. Tocoginecología Hospital M. I. «Teresa Herrera» (Tfno. 981/17.80.00-ext. 20156).
-León 24003: Centro Orientación Familiar, Franca Tonini Zaccarini y Purificación Blanco Melón, c/ Cardenal Landázuri 27 (Tfno. 987/23.10.20).
-León, 24400 Ponferrada: Asunción Quirós Alvarez, Monasterio de Carracedo 3-11 C (Tfno. 987/41.26.89).
-Lérida 25002: Centro Médico de Regulación Natural de la Fertilidad, Noelia Mas, Av. Blondel 70, 1ª (Tfno. 973/27.40.61).
-Lérida 25008: Juan Viñas, Pintor Benseny 7 (Tfno. 973/24.50.33).-Lérida 25006: Arancha Merino Thomas, Obispo Irurita 12, esc. 9, 3, 1ª (Tfno. 973/27.35.30).
-Madrid 28003: Centro de Regulación Natural de la Fertilidad, San Francisco de Sales 34 (Tfno. 91/533.56.59).
-Madrid 28015: Virgen de Olaz, Centro de Orientación, Promoción y Formación de la Familia, Meléndez Valdés 36,1º D (Tfno. 91/543.30.17).
-Madrid 28028: Centro Billings Coordinador en España, Ana Mercedes Rodríguez, c/ Francisco Zea 9, ent. (Tfno. – Fax 91/726.48.26).
-Madrid 28028: Ana Mercedes Rodríguez, c/ Francisco Zea 9, entrepl. (Tfno. 91/256.48.26; Fax 91/726.48.26).
-Málaga 29016: Centro de Planificación Familiar Natural, clínica Parque San Antonio, dir. Joaquín Fernández-Crehuet Navajas, paseo Pintor Sorolla 2 (Tfno. 95/222.43.67 – Fax 95/221.10.59).
-Málaga 29071: Joaquín Fernández-Crehuet, Departamento de Medicina Preventiva, Facultad de Medicina, Campus Universitario de Teatinos (Tfno. 95/213.15.15 y 213.16.08).
-Murcia 30009: Cándida Vicente Gil, Av. Ronda Norte 9, 4 dcha., esc. izda. (Tfno. 968/29.96.06).
-Murcia, 30820 Alcantarilla: Mikaela Menárguez, Mayor 202 (Tfno. 968/80.15.26).
-Orense 32001: Hermelinda Esteve Rial, Quintela de Canedo, porto 11 (Tfno. 988/21.57.58).
-Pamplona 31002: Gabinete de Métodos Naturales, Carlos III , 7 (Tfno. 948/22.15.17): Adriana Masó (Tfno. 948/17.27.26), Mª Teresa Jaurrieta (Tfno. 948/22.90.94).
-Pamplona 31007: Jokin de Irala, Sancho el Fuerte 69, 9º B.
-Salamanca, 37220 La Fregeneda: Pablo Pascual Villoria, c/ La Plaza s/n (farmacia) (Tfno. 923/51.50.12).
-San Sebastián 20013: Centro de Planificación Natural Familiar «Itsas-Berri», Mikel Gardoki 3, 1º izda. (Tfno. 943/27.81.93 ).
-Santa Cruz de Tenerife 38007: Mª Luz Fariña González, c/ Santiago Beyro 15 (Tfno. 922/21.49.63).
-Segovia 40004: Juana Alonso Barbolla, Carretera de Palazuelos 1 (Tfno. 921/44.27.37 y 44.38.66).
-Sevilla 41009: María del Carmen de la Cuadra Liró, Aptdo. 6213 (Tfno. 95/490.50.19).
-Sevilla 41011: Alfredo Montaño, c/ Monte Carmelo 53 (Tfno. 95/427.47.22).
-Soria 42190: Carlos Soria y Conchita Martínez, Las Casas (Tfno. 975/22.47.13).
-Tarragona 43003: José Miguel Martínez, c/ Pau Casals 11, 5º (Tfno. 977/21.82.62).
-Tarragona, 43202 Reus: Mª Carmen Payà Martí, Pº Boca de la Mina 14, 5º, 3ª (Tfno. 977/31.14.76).
-Teruel, 44600 Alcañiz: M. Jesús Fuster, Carretera de Zaragoza 23 (Tfno. 974/83.05.48).
-Toledo 45007: Mª Carmen Ramos Peñalver, Av. Guadarrama 8, 5º B (Tfno. 925/23.27.68).
-Valencia 46003: María Argaya Roca, c/ Salvador 6, Bajo dcha. (Tfno. 96/391.85.45).
-Valencia 46021: Ana Otte, Rubén Darío 18-pta., 15 (Tfno. 96/362.53.67).
-Valencia, 46950 Xirivella: Antoni Martínez, c/ Lepanto 16, 14º piso (Tfno. 963/79.07.03).
-Valladolid 47014: Centro Médico de Regulación Natural de la Fertilidad, Joaquín Velasco Martín 5 (Tfno. 983/33.30.32).
-Valladolid 47003: Centro Médico Paraíso, Nieves González Rico, c/ Paraíso 3, 1º, dcha. (Tfno. 983/25.30.07).
-Zaragoza 50008: Pilar Traver Cabrera, c/ Doctor Casas 12, 2º dcha. (Tfno. 976/23.37.55 y 49.91.96).

Planificación Familiar Natural en el extranjero
-Australia: -Ovulation Method Centre, 27, Alexandra Parade, North Ptzroy, Melburne 3068, Victoria. -Billings Ovulation Method Centre, Corner Belmore Road and Silver Street, Randwick, Sidney 2031, New South Wales.
-Canadá: -Natural Family Planning Association, 3050 Yonge Street, Suite 205, Toronto, Ontario MAN 2K4. -N.F.P.A., 1531 Grafton Street-Halifax, Nova Scotia B3J 2Y3. -SERENA-CANADA, 6646 Rue St. Denis, Montreal H2S 2R9.
-Chile: Dr. Luis Jensen, Cruz del Sur 133, of. 303, Santiago (Tfno. 242.87.29 y 206.70.23).
-Colombia: Centro Asesor de Acción Familiar (antes Fundación Carvajal), Dr. Armando Cifuentes, Carrera 41 nº 5-A, 24, Cali, Colombia.
-Estados Unidos: -Family of the Americas Foundation Inc.: 1150 Lovers lane, Mandeville-Louisiana 70448, USA. -Pope Paul VI Institute for the Stydy of Human Reproduction: 6901 Mercy Road-Omaha, Nebraska 68106, USA. -Twin Cities N.F.P.Center, St. Mary’s Hospital, 2414 So. 7th Street, Mineapolis, Minesota 55454. -Federación Internacional para la Promoción de la Vida Familiar (FIDAF-IFFLP), 1511 K Street, Suite 700, Washington DC 20005, USA.
-Filipinas: Ovulation Method Centre, Family Life Education Office, Kamague Iligan City.
-Francia: -CLER (Centre de Liaison des Equipes de Recherche). Etablissement d’information, d’éducation et de conseil conjugal et familial, 65, bd. de Clichy, 75009 París (Tfno. 874.87.60). -Dr. Sentis, A.N.P.F.E.C., 55c rue de Port-Royal, 78470 St. Remy-Le-Chevreuse.
-Guatemala: Ovulation Method Centre, 4 Calle 3-57, zona 1, Guatemala.
-India: Tamil Nadu Family Life Centre, 37 Allithurai Road, Aruna Nagar, Puthur – Tiruchirapalli, 620017.
-Inglaterra: -Ovulation Method Centre, Oakfield Farm, Wineham Lane, Bolney, Wst Sussex, RH17 SSD. – Catholic Marriage Advisory Council, Clitherow House, 1 Blythe Mews, Blythe Road, London, W14 ONW (Tfno. 01-371.13.41).
-Irlanda: Ovulation Method Advisory Centre, 19 Lower Mount Street, Dublin 2.
-Italia: Centro Studi e Ricerche, Regolazione Naturale della Fertilità, L.go Agostino Gemelli 8, 00168 Roma.
-Suiza: Centro per il M.D.O. Billings, Sentiero Vinorum 5, 6900 Massagno.
-Uruguay: Ovulation Method Centre, Lavallega 2115, Montevideo.
-Venezuela: Avemo Billings – Centro Nacional, Aptdo. de Correos 80505, Prados del Este, Caracas.
 

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