TERCER DOMINGO ORDINARIO

1ªLct.:Isaías 9,1-4:En la Galilea de los gentiles, el pueblo vio una luz grande
Sal.26,1.4.13-14:El señor es mi luz y mi salvación.
2ª Lct.:1ªCo.1.10-13.17:Poneos de acuerdo y no andéis divididos.
Evangelio: Mt.4,12-23:Vino a Cafarnaúm para que se cumpliese lo que había dicho el profeta Isaías.

TU LUZ,SEÑOR,NOS HACE VER LA LUZ

El profeta Isaías proyecta sobre la triste realidad de las tribus de Zabulón y Neptalí humilladas por el Señor un rayo de esperanza:”el pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande”.La imagen de la luz y del color despierta en nosotros un sentimiento de seguridad y de alegría en contraste con la oscuridad que nos impide ver y vivir .Y así también para el creyente:”El Señor es mi luz y mi salvación”.Un compañero de estudios que atravesaba un momento de crisis existencial me confió que viviendo en una pensión en compañía de un ciego, éste le confesó: vivo como si viese .Tal era el grado de aceptación de ese ciego.”No puedes irte, tú eres nuestra luz”, le decían unos jóvenes rebeldes e insoportables de un colegio de los barrios de Miami, a una profesora a quien costó sudor y lágrimas hasta ser aceptada. La película “Mentes peligrosas” nos relata las tribulaciones de una joven profesora que desde un golpe de efecto: enseñó algunas tácticas de kárate a sus alumnos que comenzaron a ver en ella una maestra ejemplar.
Todo que con fe y esperanza anunciaron los profetas del Antiguo Testamento-como Isaías en el fragmento que acabamos de escuchar-Jesús, el Ungido de Dios lo realiza en su persona, sus palabras y obras. El es la luz que brilla en la tiniebla. También con el salmista podemos decir:”Una cosa pido al Señor, eso buscaré, habitar en la casa del Señor, gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo”.
Los profetas en el Antiguo Testamento ante el pecado y la infidelidad del pueblo a la alianza llamaban a la conversión “para que se os perdonen los pecados”.Lo mismo predicaba Juan: convertíos, bautizaos para que se os perdonen vuestros pecados. Pues bien, Jesús también llama a la conversión con un toque especial : Convertíos y creed porque está cerca el Reino de Dios, porque el Reino de Dios está en medio de vosotros”. Cambiad, tomad, recibid, apropiaos el Reino de Dios, la salvación de Dios
Jesús mismo es el Reino de Dios, la bondad y cercanía de Dios que predica con autoridad curando enfermedades y dolencias .Es el Reino de Dios realizándose.
Convertirse, volverse ,a mirar a Jesús, apropiarse la gracia de la salvación es el tono que Jesús imprime a la Conversión.Luego derivarán los frutos del amor:un corazón nuevo que producirá «frutos de caridad».
Paradójicamente en nuestra sociedad notamos una presencia y ausencia de Jesús hasta negarlo o maltratarlo o perseguirlo en sus amigos. Hay libros sobre Jesús que se convierten en bestsellers o películas pero que ignoran la mejor investigación tanto de los escrituristas protestantes como de los católicos.
El conocimiento de Jesús mediante los evangelios, el testimonio de la iglesia y de los santos requiere el ejercicio de la fe para confesarlo como el Señor y Mesías resucitado con la ayuda de su Espíritu pues “Nadie puede decir Jesús es el Señor si no es con la fuerza del Espíritu Santo”.Llama la atención que en el Evangelio los demonios reconocen en Jesús al Hijo de Dios, al Ungido pero no lo confiesan como Señor porque supondría cambiar de actitud, aceptarlo como Señor, Dueño.
Como creyentes, como Iglesia esta es nuestra misión: Conocido y amado Jesús, anunciar que el Reino de Dios, la gracia de la salvación está en medio de nosotros, está aquí. Y hemos de anunciarlo desde la unidad.¡Qué logro dedicar un octavario de oración por la unidad de los cristianos¡
La Iglesia, las órdenes y congregaciones religiosas, los nuevos movimientos, los grupos parroquiales no estamos para decir cuántos somos, qué cosas hacemos sino para anunciar a Jesucristo.
No con estrategias ,planificaciones complejas-que aunque necesarias siempre son medios. “No con sabiduría de palabras para no hacer ineficaz la cruz de Cristo”.
Este ha de ser el anhelo de los creyentes:”Una cosa pido al Señor, eso buscaré, habitar en la casa del Señor, gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo” y atraer a otros al Reino.
Unas palabras consoladoras de la Encíclica de Benedicto XVI, Spe Salvi:”La fe no es solamente un tender de la persona hacia lo que ha de venir y que está totalmente ausente. La fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada y esta realidad constituye para nosotros.
Que los dones al consagrarlos con el poder del Espíritu se conviertan en dones de salvación.Recibida esta gracia vivificadora nos alegremos siempre de este don admirable Que podamos dar frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo.

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