LIBRO IX

LIBRO IX

VERECUNDIO Y NEBRIDIO

Verecundio se consumía de congoja al ver la dicha que teníamos. Veía que ineludiblemente tenía que abandonar nuestra compañía a causa de los lazos que con insistencia le aprisionaban. Aún no era cristiano pero estaba casado con una mujer creyente….Decía que no quería ser cristiano de otro  modo,, sino sólo de aquel en que le era imposible serlo .Pero su oferta fue generosa :que viviéramos en su finca mientras durara nuestra estancia allí. Hallábase pues éste angustiado mientras que Nebridio compartía nuestro gozo .También éste- que no era cristiano aún- había caído en el socavón de aquel calamitoso error que le hacía creer que la verdadera carne de tu Hijo era una mera apariencia .Sin embargo ya había salido de él y estando en la situación de  quien no ha recibido la iniciación de ningún sacramento de tu Iglesia era un investigador apasionado de la verdad(IX,3,5-6)

GOZO EN LA ALABANZA

¿Qué voces de ti, Dios mío, leyendo los salmos de David ,esos cantos de fe, esas cadencias de piedad que están en tan marcado contraste con todo espíritu de orgullo Todavía no era más que un novicio en tu auténtico amor…¡Qué voces te daba yo en aquellos salmos cómo me inflamaban en amor hacia ti ¡¡ardía en deseos de recitarlos si me era posible, al mundo entero contra el orgullo del género humano. Si ya se que se cantan por todo el mundo y que nada se libra de su calor…Mientras en el ocio de aquellas jornadas leía el salmo cuarto .Que hubieran observado el efecto que producía en mí aquel salmo .Cuando yo grité tu me escuchaste, Dios de mi justicia .En la angustia me diste anchura .Ten piedad de mi y escucha mi oración…Me horroricé de temor y a la vez me encendí de esperanza y de júbilo en tu misericordia ,Padre…Hay una cosa de todos modos que no olvidaré ni pasaré por alto: la dureza de tu azote y la admirable presteza de tu misericordia. Por aquellas fechas me estabas torturando con un dolor de muelas. Cuando llegó a gravedad hasta el punto de impedirme hablar ,tuve la corazonada de avisar a todos los amigos presentes, para que te rogaran por mí ,Dios de mi salud .Escribí esta demanda en una tablilla de cera, y luego se la di para que la leyeran .apenas nos hincamos de rodillas en ademán de súplica ,desaparecieron los dolores ¿Qué clase de dolores? ¿Cómo desaparecieron? Confieso que me quedé boquiabierto ,Señor mío y Dios mío .Nunca me había ocurrido nada parecido desde que nací .En lo más profundo de mi ser abriste camino a tus insinuacioes . Y yo, radiante de gozo en tu fe ,alabé tu nombre .Sin embargo esta misma fe no me permitía estar tranquilo respecto de mis pecados pasados ,porque aún no se me habían perdonado mediante el bautismo(IX,4,7-12)

CANTO EN LA IGLESIA

En aquellos días no me hartaba de considerar embargado de una asombrosa dulzura , tus profundos designios obra de la salvación del género humano .¡Cuántas lágrimas derramé escuchando los himnos y cánticos que dulcemente resonaban en tu Iglesia ¡Me producían una honda emoción. Aquellas voces penetran en mis oídos y tu verdad iba destilándose en mi corazón .fomentaban los sentimientos de piedad y las lágrimas que derramaba me sentaban bien(IX,6,14)

Fue entonces cuando se instituyó la costumbre de cantar himnos y salmos a usanza de la región de Oriente para evitar que el pueblo se dejara abatir por la tristeza y o el aburrimiento…(IX.,7,15)

Por eso se iban intensificando progresivamente mis lágrimas durante el canto de tus himnos(IX,7,16)

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