BAUTISMO DE JESÚS
1ªLct.:Is.42,1-4.6-7:Mirad a mi siervo a quien prefiero
Sal.28,1ª.2.3ac-4.3b y 9b-10:El Señor bendice a su pueblo con la paz.
2ªLct.:Hch.10,34-38:Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu Santo.
Evangelio:Mc.1,6b-11: Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.
El ministerio público de Jesús predicando la buena noticia del Reino de Dios y curando toda dolencia se inicia con un acontecimiento relevante: Su bautismo en el Jordán.
Acompañemos espiritualmente a Jesús que se acerca a Juan para ser bautizado. Es hermosa la descripción filmográfica en la película de Zeffirelli. La cámara comienza a destacar a la persona de Jesús perdido entre tantos penitentes. El encuentro con el austero Juan el Bautista y el bautismo son bañados por una intensa y misteriosa la luz. La salida majestuosa del Jordán hacia el desierto acompañado de una música solemne y nostálgica revisten este acontecimiento fundamental en el ejercicio de su ministerio público. Jesús impulsado por el Espíritu va hacia el desierto.
Juan es consciente de su misión:”otro puede más que yo…no merezco desatarle las sandalias ..yo he bautizado con agua” y de la presencia de Jesús como Mesías:”Él os bautizará con Espíritu Santo”.
El escenario en que se verifica el bautismo de Jesús en el Jordán pone de relieve la pública manifestación como Mesías, Ungido, consagrado, enviado por Dios: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”
Su ministerio de predicación:”no gritará ni voceará, no apagará el pabilo vacilante…promoverá fielmente el derecho” se exterioriza en signos de curación:”abre los ojos a los ciegos, saca a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”. Y así como hemos escuchado en los Hechos de los apóstoles: “Jesús ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo pasó haciendo el bien”.
Dice San Juan en su Evangelio:”Vosotros estáis limpios, la palabra que os he dirigido os ha purificado. Permaneced en mi y yo permaneceré en vosotros”(Jn.15,3-4).
Hemos sido bautizados en el misterio de la muerte y resurrección de Jesús, somos cristianos, ungidos y por el poder del Espíritu Santo somos llamados a participar en la acción salvífica de Aquel que nos llevó a la luz maravillosa.
Hoy se está actualizando la Palabra de Dios para nosotros creyentes que nos purifica y renueva y por eso podemos realizar un gesto de “renovación del sacramento de nuestro bautismo” al hacer la profesión de fe. Hoy puedo volver a elegir a Jesucristo como mi Señor. Hoy también puedo exclamar. Bautízame, Señor con tu Espíritu, renuévame, con tu Espíritu, úngeme, confórtame, libérame .Lo hemos dicho en la oración colecta:”concédenos poder transformarnos interiormente a imagen de aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad” . Y también podemos decir:”concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, perseverar en tu benevolencia”.
Con S.Pablo en la carta a los Romanos escuchamos al Señor:“Renovaos por la transformación de la mente, aprended a discernir lo que es voluntad de Dios, lo que le agrada, lo perfecto”.