SEXTO DOMINGO ORDINARIO

SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

1ªLct.:Eclesiástico 15,16-21:No mandó pecar al hombre

Sal.118,1-2.4-5.17-18.33-34:Dichosos los que caminan en la voluntad del  Señor

2ªLct.:Dios predestinó la sabiduría antes de los siglos para nuestra gloria

Evangelio: Mt.5,17-37:Se dijo a los antiguos…pero yo os digo

El fragmento del Eclesiástico que acabamos de escuchar pone de relieve la condición moral de la persona. Está impulsada a elegir un comportamiento: bueno, malo, indiferente…”Ante ti están puestos fuego y agua, muerte y vida”

“Si quieres, guardarás sus mandamientos” ,”…le darán lo que él escoja”.No se trata de un impulso instintivo:”…no mandó pecar al hombre.”,y además incluye responsabilidad:”…no deja impunes a los mentirosos”

El motivo: «…es prudencia cumplir su voluntad” ,“es inmensa la Sabiduría del Señor…conoce las obras del hombre”.

En el Deuteronomio Israel recibe las tablas de la alianza:”para que seas feliz tú y tus hijos”.”Los pueblos dirán qué gran Dios el de Israel que le ha regalado unos mandamientos”.

La confesión de Dios como Padre todopoderoso cambia el modo de vivir. Recordamos a San Pablo que al dirigirse a los maridos cristianos les hace caer en la cuenta de que el trato a su mujer no puede ser igual al de antes de creer.

El tono moral del comportamiento creyente hunde sus raíces en la expresión del salmista:”Dichosos  los que caminan en la voluntad del Señor” y por eso el creyente suplica:”Muéstrame el camino de tus leyes y lo seguiré puntualmente, enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón” .

San Pablo en la carta a los Corintios ahonda aún más en la Sabiduría divina de “los perfectos”.Es misteriosa ,escondida y el hombre no puede alcanzarla pues es regalo de Dios:”no hubieran crucificado al Señor de la gloria si la hubiesen conocido”.

Y así nos adentramos en el fragmento del evangelio de S.Mateo que prolonga el discurso del monte, que explica las bienaventuranzas y que eleva a un tono mayor el modo de comportarse del discípulo de Jesús.

La conciencia de grandeza que tiene Jesús de sí mismo implícitamente se advierte en su modo de hablar: “No he venido a abolir la ley o los profetas sino a dar plenitud””Ved que en otro tiempo se os dijo…pero yo os digo”.Jesús se atreve a corregir a una autoridad tan eminente en el pueblo judío como fue Moisés.

La concreción del obrar del discípulo se presenta exigente y extrema: No sólo “ no matarás” sino “ve a reconciliarte con tu hermano si tiene algo contra ti, antes de la ofrenda” No sólo “no adulterarás” sino que “Ti corazón esté libre del deseo de la mujer del otro”.

“No juréis por Dios”…sino decir “Sí o no”.

Si ya dijimos que las bienaventuranzas no eran unos mandamientos añadidos a los dados sino una actitudes y disposiciones profundas del discípulo de Jesús, lo mismo cabe decir de este extremo de mandatos que da Jesús. Por eso la clave de la comprensión de tal seguimiento radical nos la ofrece el mismo Jesús: “El Reino de Dios está en medio de vosotros”“He venido a dar plenitud a la ley”. La ley por si misma da muerte si falta el corazón que es el amor. San Agustín y Santo Tomás nos dicen que hasta el evangelio sin la gracia nos mata. Por eso Jesús da la gracia, su Santo Espíritu para traducir la vida en amor hasta el extremo.”Cuando os envía fuerza de lo alto seréis mis testigos””El os enseñará la verdad”

Pensemos en una mujer embarazada que lleva en sus entrañas a su hijo y además es primeriza. Recibe órdenes y prohibiciones, sugerencias, consejos. Como ama a su hijo está dispuesta a hacerlo todo por él. Sin amor, sin ese motivo fuerte se moriría.

Por eso “cuanto más nos identificamos con la misión que se nos ha confiado como ha hecho el Hijo eterno, más íntimamente nos haremos hijos e hijas del Padre celeste: de ello da testimonio  todo el sermón del monte” (Hans Urs von Balthasar:”si no os hacéis como este niño …p.54)

Un hombre mató a la madre de un amigo sacerdote. Después de un tiempo aquel sacerdote visitó en la cárcel al asesino de su madre, como Juan Pablo II a su agresor.

Hace pocos años celebré la bodas de oro de los padres de un amigo, cuyas primeras bodas habían sido tristes como un auténtico funeral porque los padres de Mariano no querían que se  casase con Conchita. Al final la madre de Mariano,a quien había desheredado, pasa los últimos años de su vida en su casa cuidada por Conchita como si fuese su propia madre. Y tantos casos en que vemos como el evangelio se vive en radicalidad no como estrategia fría, estoica o heroica sino como fruto de la gracia, del amor, del don del Espíritu Santo.

“Concédenos vivir por tu gracia de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros””Que esta oblación sea causa de eterna recompensa para los que cumplen tu voluntad””que busquemos siempre las fuentes de donde brota la vida verdadera”

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